Ilustrísimo señor:
Hemos leído y examinado un manuscrito que V. I. se sirvió encomendar a nuestra censura y juicio, intitulado: Segunda parte del tomo segundo de la Historia crítica de la España antigua, escrita por el abate Masdeu. Esta segunda parte comprende la «España fenicia», la «España griega» y la «España cartaginesa», cuyas tres épocas ilustra después el autor con tres disertaciones que forman un apéndice de críticas y doctas observaciones: la primera, sobre cuáles fueron los primeros pobladores de la tierra después del diluvio, refutando el sistema de Mons[i]eur Bailly; la segunda, contra este mismo autor, sobre el origen de la religión, ciencias y costumbres de los orientales; y la tercera en defensa de las antiguas navegaciones de los fenicios.
El autor, después de haber apoyado su obra en la fe de los libros sagrados y en los autores más acreditados de la antigüedad y en los sabios modernos de más sólida erudición y crítica, le añade el particular mérito de un lenguaje más propio y puro y de un estilo más claro y más correcto que el que nos muestran sus dos anteriores volúmenes recién publicados. No obstante, para mayor perfección aun en esta parte y ayudar en lo posible a tan loables tareas de este escritor español, nos hemos tomado el trabajo de poner entre líneas la corrección de algunas palabras que carecían de buena propiedad o de aquella inflexión y terminación que tal vez habría desfigurado el vivo trato con los italianos y la lectura de sus escritos.
Por lo que respecta a la parte moral de esta obra, nada hemos hallado que se oponga a nuestra santa religión y buenas costumbres y que pueda impedir su publicación; antes bien, la juzgamos muy útil e instructiva y honrosa para nuestra nación. Este es nuestro dictamen y V. S. I. resolverá lo que le pareciere más acertado.
Madrid, 24 de febrero de 1785
D. Gaspar Melchor de Jovellanos
Antonio de Capmany