Desde principios del mes de julio último se trabaja con mucha actividad en los dos extremos de la nueva carretera, que de orden de su majestad se está abriendo desde esta villa a la capital de Oviedo, y es muy grande el gozo con que los naturales observan los progresos de una obra que tanto debe contribuir al aumento de la agricultura, industria y comercio de este país, franqueando una comunicación libre y segura desde el mar a lo interior del Principado, y aun a los reinos de Castilla, con cuya carretera Real ha de unirse este trozo.
Como la villa de Gijón es la primera que disfrutará la comodidad y ventajas de este camino, ha determinado su ayuntamiento colocar a la salida del pueblo una puerta antigua de muy buena arquitectura, que antes estuvo sobre el arenal de la Trinidad, de donde se quitó para ensanchar por aquella parte la dársena del nuevo muelle. Con este motivo, en la mañana del día 15 del corriente, se hizo la solemne bendición de la primera piedra de esta puerta por don Manuel González Granda, cura párroco de san Pedro de Gijón y, en consecuencia de ello, fue colocada en su cimiento por don Melchor de Jovellanos, caballero de la Orden de Alcántara, ministro del Consejo Real de las órdenes, natural de esta villa, y con cuyo acuerdo se habían tomado las primeras providencias relativas al rompimiento de esta carretera; depositó dicho ministro, en esta piedra, una caja de castaño silvestre, y dentro de ella, otra de plomo con diferentes monedas de plata y cobre del presente cuño, un compendio manuscrito de la historia de Gijón, una Guía de Forasteros, y otros documentos.
Concurrieron a este acto el clero, la nobleza y la oficialidad que hay en la villa; y el regocijo que reinó en todo el concurso es un testimonio de que el suceso quedará bien impreso en la memoria de estos naturales.