Cuaderno decimotercero. Estancia en Bellver y Palma.

Comienzo de texto

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[interrumpido entre el lunes, 25 de abril, y el viernes, 6 de mayo]: Ya falto al orden en mis Diarios, por el desorden con que hemos vivido en estos días, arrastrados a todas horas por cumplidos e impertinencias. Apuntaremos, pues, algo de lo mucho que hemos visto.
La iglesia de Santo Domingo, cual la habíamos concebido en nuestro Apéndice. La portada de San Francisco, aunque no del mejor gusto de arquitectura, de harto mérito en la escultura, así de estatuas como de los adornos, que son de gracioso dibujo y ejecución. Dentro, el sepulcro de Lull, no tan magnífico como habíamos concebido. En la capilla del Beato Ramón Nou se renueva la bóveda y ya faltan en la primera clavecita las armas de Bru, y las de Lull solo están en las del retablo; si con intención o no, los frailes lo sabrán.
La iglesia de Monte Sión, afeada con garambainas modernas, pero atestadas sus capillas de buenas pinturas romanas, pues que no descubren por parte alguna casta española. En el presbiterio (lado del evangelio), magnífico sepulcro del bailío [Raimundo de] Verí, de mármoles, con estatua encima, en que la lechuguilla iba creciendo, y aún no está a medio tamaño de la marquesota. Sospéchole de la entrada del xvii. La inscripción de la muerte del héroe, en 21 de julio de 1599. Magnífico cuadro del pintor [Miguel] Bestard, Los ángeles sirviendo frutas al Salvador: gran carácter de dibujo, aunque no sin alguna imperfección, bello colorido y buena composición.
En la parroquial de Santa Eulalia, comparable con una catedral, las columnas de dos claves son octógonas y lisas las restantes: se ven estriadas, porque las canales que hay en el frente y costados de los arcos que cargan en ellas, bajan por las faces del fuste hasta su pie. Parecen todas reforzadas por abajo. Las naves laterales corren por tras del presbiterio con sus capillas. En una de estas, el famoso cuadro de Carlo Maratta de la Virgen del Confalón, que dicen ser estimado por el autor como su chef d’œuvre. Hay también en la capilla de los Suredas tres de su discípulo [Guillermo] Mesquida, muy bellos; y en una capilla del lado de la epístola, un hermoso cuadro de La circuncisión, de mano de un autor milanés que pintó en Mallorca, de quien dicen que son unos techos de casa del Marqués de Vivot.
En casa de don Jorge Dezcallar, una hermosa Virgen con el Niño de Cerezo. En la de Villalonga-Mir, un precioso Descanso de la Virgen con el Niño y san José, de lo mejor de [José de] Ribera, y un excelente Sansón, que parece ser hecho por el natural y es como una academia. En la de Villalonga-Príam, unos Baños de Diana que se tienen por de Rafael: es un cuadrito de gran mérito, pero el colorido no me parece de tal autor. El señor brigadier don Juan de Salas [y Cotoner] tiene un bellísimo cuadro del mismo autor, en que no me parece que cabe duda: es como de vara de alto y representa a Jesucristo en la cruz entre los ladrones; otros dos, apaisados, de Tiziano, cuyo colorido es digno de tal nombre, y Un mozo atribuido al ya citado [Miguel] Bestard, que se pudiera decir de [Pedro de] Orrente, y es de una manera muy distinta de la del cuadro de Monte Sión. Esto visto hasta ahora; fáltannos las casas de los Marqueses de Ariany (Cotoner) y de Vivot (Sureda).

Referencia: 08-747-01
Página inicio: 747
Datación: 1808
Página fin: 753
Estado: publicado