Cuaderno decimotercero. Estancia en Jadraque. Día 13 de junio de 1808

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Comienzo de texto: Lunes, 13 de junio. – No hubo novedad en los días 13 y 14, y en ellos se observó con rigor el método curativo prescripto por

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Lunes, 13 de junio. – No hubo novedad en los días 13 y 14, y en ellos se observó con rigor el método curativo prescripto por nuestro don Juan Manuel Gil de Vergara, sin otro alivio que alguna remisión en la importunidad de la tos. Pero el día
[miércoles] 15, entre seis y siete de la tarde, llegaron aquí mi sobrino Juanito [Juan María] Tineo y el cadete de Guardias, don José [María] Lili, cuya madre aloja en esta casa. Con el primero viene su médico, don Eugenio de la Peña, catedrático de Fisiología en el Colegio de Cirugía de Madrid. Volvimos con ellos, pues que el coche nos halló en el paseo. Y hallándonos en tertulia, a cosa de las nueve y media, sonó el látigo que nos anunció otro posta. Era un correo de gabinete, con cartas confidenciales de los señores [Gonzalo] O’Fárril y [José Domingo de] Mazarredo instándome para que, ya que no podía ir a Asturias, escribiese una exhortación a los asturianos aconsejándoles la paz. No fue poca la incomodidad que nos dio a todos este mensaje, pero se resolvió contestar a él con el mal estado de salud, añadiendo mucho sobre la inutilidad de este paso, acerca de lo cual se habló con más claridad al señor Mazarredo; y la respuesta se despachó a la mañana siguiente. Con esto tuvimos algún tiempo de sosiego, pero el día
[miércoles] 22, a la mañana, se apareció en casa el arcediano don Antonio de la Cuesta, famoso por su persecución y por el completo triunfo que obtuvo en ella. Habló largamente del estado de las cosas en Madrid y las provincias, y parece poco apasionado de los franceses. Díjose amigo del señor [Gonzalo] O’Fárril y que este le había manifestado mis contestaciones. Pero la conversación recayó principalmente sobre la inicua causa que le suscitaron en la Inquisición el bribón de [Rafael de] Múzquiz, arzobispo de Santiago, y el hipócrita obispo de Valladolid, [Vicente José de] Soto Valcárcel, deteniéndose mucho a referir los sucesos del tiempo de su destierro, en que pasó cinco años fugitivo, en París. Comió y paseó con nosotros; bebió después e hizo también aquí tertulia. Pensaba demorar aquí un día más, pero sabiendo que venía el de San Juan, que es de bulla y alboroto en los pueblos, resolvió partir al siguiente día; y cuando yo estaba ya en mi cama, volvió a entrar en mi cuarto y se despidió. No dejó de sospechar algo la compañía, que pudiese venir echado a observar el estado de mi salud o bien el temple de mi espíritu. Yo no creo uno ni otro, sino que vino con el deseo de verme y de hablar de la historia de su persecución y de la mía, como procedidas de un mismo impulso, aunque por diferentes causas y medios y agentes.

Referencia: 08-834-01
Página inicio: 834
Datación: 13/06/1808
Página fin: 836
Lugar: Jadraque
Estado: publicado