De Gonzalo O’Fárril y José de Mazarredo y Salazar a Jovellanos

Comienzo de texto

Comienzo de texto: Mi muy estimado amigo y señor: Después de lo que usted nos ha manifestado a Mazarredo y a mí, no cabe, ni sería justo,

Textos Relacionados

Textos Relaccionados:

Mi muy estimado amigo y señor: Después de lo que usted nos ha manifestado a Mazarredo y a mí, no cabe, ni sería justo, insistir para que, desatendiendo usted su salud, en el estado decaído en que se halla, anticipase esfuerzos capaces de privar a nuestra patria en lo sucesivo de la concurrencia de uno de sus mejores y más dignos ciudadanos en la grande obra de la regeneración de su sistema político y social.
Lo que ahora pedimos a usted es lo que estoy cierto habría usted ejecutado, y es que emplee usted para desengañar de su alucinamiento a sus compatriotas los asturianos aquella elocuencia tan persuasiva, como debe ser la de usted cuando está fundada en el verdadero patriotismo.
Por una de aquellas combinaciones fatales para la tranquilidad de los pueblos, han creído algunos que los ministros de paz que se comisionaron para Oviedo debían ser jueces, y que por ser militar el nuevo interino presidente se trataba de emplear el rigor y no los medios de conciliación; que el enviar allí unos quinientos hombres de tropa española era ya un uso de la fuerza.
Puedo asegurar a usted, y aun jurarle, que todas estas providencias tuvieron un objeto diametralmente opuesto al que se ha figurado. La elección de los sujetos, las instrucciones que se les dieron, el preferir las tropas nacionales a las extranjeras, todo lo probaría con evidencia, aun cuando yo no lo asegurase; que reconozcan y publiquen, si quieren, la correspondencia del gobierno, aun en los días de la primera efervescencia y que se cercioren, pues, cuanto quieran, de poner los mismos comisionados, si [no] hay otro medio empleado que el de la conciliación, ni otra amenaza que la que recaía sobre los que, habiendo tomado las armas de los almacenes, no las devolviesen en un término prefijado.
Protesto a usted también que no se tenía ni aun el menor recelo de la conducta de ningún patricio; la unión de todos y la tranquilidad general es el sentimiento que nos ha guiado en todo.
Estas seguridades, apoyadas por usted, harían mucha impresión y atraerían los ánimos al partido único para los buenos españoles.
Deseo mucho tener noticias del alivio de usted y ocasiones en que acreditarle la sincera estimación que le profesa y ha profesado siempre su apasionado amigo y seguro servidor
Gonzalo O’Fárril.
¿Qué he de añadir, amigo mío, a la exposición de nuestro digno O’Fárril? Unirme a él en lo que le desea a usted en particular y en lo que le pide para con los paisanos. Si a usted parece, del exhorto que dirija podrá enviarnos copia para que se haga circular. Supongo que sabe usted que es el marqués de Santa Cruz el que está a la cabeza del país.
Tuve su carta de usted y la del papá; mis memorias, y repárese su salud de usted como interesa a la patria y le desea su tan íntimo amigo
Mazarredo.

Referencia: 04-526-01
Página inicio: 526
Datación: 15/06/1808
Página fin: 527
Lugar: Madrid
Estado: publicado