De Jovellanos a Alonso Cañedo y Vigil

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Mi querido Alonso: Mientras nuestro Camposagrado va a promover a su nombre, y con poder mío, la reparación de los ultrajes e injusticias que hemos sufrido, para emplear después sus distinguidos conocimientos en bien de la patria, yo vuelvo a mi suspirado retiro de Gijón, en uso de la licencia con que me separé de ahí, y con los encargos que me renovó, y en que antes estaba entendiendo. Cuando r mis años y mi debilitada constitución no me inspirasen este partido, la necesidad de vivir me le inspiraría. Todo lo he perdido: va para un año que no se nos pagan los sueldos; el estado del erario no me permite esperarlos, como a ningún empleado civil; todo es para el ejército; voy, pues, a buscar en aquella casa desolada un puchero de fabes, a ver si puedo aún trabajar algo en los objetos que promoví para el bien del país y del reino, y acabar en paz mis días, que después de 68 años ya no pueden ser muchos. Lleva Pachín una representación a las Cortes, porque habiendo anunciado nuestro deseo de concurrir allá al recurso o exposición de mis compañeros, parecería en mí resolución poco consecuente, si el viaje de Pachín y mi poder de adhesión no me librasen de esta nota. Estar a la vista para hacer frente a algún chisme, si resultare, es lo que sólo deseo y te pido.
Manifestaste tú el deseo de que te ayudase en los puntos relativos a constitución, y lo hubiera hecho en nuestras conversaciones, si la libertad de Asturias no me llamase allá. Acaso mis ideas estarán tan distantes de los que quieren reformarlo todo, como de los que nada; tales cuales sean, allá las verás en una Memoria que escribí el año pasado, y que los malditos impresores de La Coruña no tratan de avivar, por más que Baltasar está allí a este solo fin. Tal vez desagradarán a muchos o a todos, y tal vez si ustedes no se dan mucha prisa en materia tan importante, podrán dar alguna luz para resolverla.
Por lo demás, de las cosas de nuestro desgraciado país y de los desórdenes de ésta, Pachín te hablará. Ya, respetando tus ocupaciones, no te molestaré sino con grande necesidad. Asístate Dios, y déte fuerzas, mientras que yo me profeso tuyo de corazón afectísimo tío,
Jovellanos.

Referencia: 05-473-02
Página inicio: 473
Datación: 02/07/1811
Página fin: 474
Lugar: Muros
Estado: publicado