Perdidas. Se refiere a ellas en el Diario, fecha citada: «Cartas confidenciales para los señores Valdés y Llaguno, instándoles a que me proporcionen una señal pública de la aprobación de mis servicios, y indicando que me es indiferente volver o continuar aquí con el encargo de mejorar el Instituto y la Ordenanza».
Las cartas se enviaron unos días después, puesto que a ellas se vuelve a referir en el Diario el día 20: «Tres [cartas] confidenciales a los tres ministros: al primero [Godoy] recordando modestamente su oferta de 23 de setiembre del año pasado [vid. la carta de 21 siguiente]; a los otros [Valdés y Llaguno] explicando mi deseo de continuar aquí, pero con alguna reparación del desaire en que me tienen; si no la procuran, peor para ellos y mejor para mí, que pediré una jubilación y viviré libre».
Todo esto coincidió con el envío de una serie de documentos relacionados con la carretera de Castilla y con el Real Instituto.