De Jovellanos a Dionisio del Águila y Torres
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Muy señor mío: La atenta carta de usted de 31 del pasado ha sido para mí de la mayor satisfacción, no sólo por las expresiones con que en ella me favorece, sino también por el deseo que manifiesta de llevar a debida ejecución el nuevo Reglamento, en lo que tengo el más vivo interés, no tanto por ser obra mía, cuanto por el bien que podrá resultar a esa comunidad. Celebro asimismo ver a usted en unión con los amigos Vega y Leyva, que están animados del mismo buen deseo que yo y podrán ayudar a usted mucho en el desempeño de su honroso ministerio. Trabajemos todos en esta buena obra, que no será poca gloria nuestra haber contribuido a restablecer los estudios, tan necesitados de reforma en todas partes.
El de las Humanidades, como cimiento de los demás, merece de parte de usted el mayor cuidado, y yo deseo que usted ayude con su autoridad y auxilios el buen celo con que emprende esta enseñanza el nuevo catedrático, cuyo nombramiento debió avisarse a usted por Secretaría, puesto que no se me encarga que lo haga yo por mí.
Por lo demás deberá usted contar con que yo le ayudaré de mi parte al mejor desempeño con cuanto esté en mi arbitrio, y en fe de esta promesa podrá mandarme, seguro de mi buen deseo.
Nuestro Señor guarde a usted muchos años.