Eminentísimo señor: Cuando se dignó S.M. fundar en este puerto el Real Instituto Asturiano para la educación de su juventud, tuvimos el honor de anunciarlo a vuestra eminencia, dirigiendo a sus manos un ejemplar de la Noticia impresa de este establecimiento, e implorando para él su generosa protección.
2. Lejos de desmerecerla, creemos, señor eminentísimo, que el Instituto se ha hecho cada día más acreedor a ella, pues que en los seis años que van corridos desde su fundación ha dado ya dos cursos completos de matemática, náutica y lenguas, va a concluir el tercero de estas facultades y el primero de física experimental y de geografía e historia; y después de haber enseñado completamente a gran número de jóvenes, no pocos de los cuales sacaron la graduación de sobresalientes, instruye actualmente en estos varios estudios a sesenta alumnos con iguales esperanzas.
3. Además concurren a la escuela gratuita de primeras letras del Instituto ochenta niños pobres, por la mayor parte huérfanos, y veinte pensionistas, a todos los cuales se enseña por los mejores métodos conocidos la lectura, la escritura, la ortografía, los principios de aritmética, la doctrina cristiana y las máximas de educación civil, con notorio aprovechamiento.
4. Ciertos por lo mismo de que un establecimiento tal no puede dejar de ser recomendable a los ojos de vuestra eminencia, imploramos de nuevo su alta protección para un objeto que urgentemente necesita.
5. Colocado interinamente el Instituto en una casa de que le hizo donación absoluta don Francisco de Paula Jovellanos, su primer director, se dignó S. M. acordar la construcción de un nuevo edificio proporcionado a los varios objetos de su enseñanza, y asignó algunos fondos y pensiones para esta obra, a la cual se destinaron también diferentes donativos hechos por algunas personas distinguidas de España y América, y además se adjudicaron los capitales de dos casas, la que ocupa actualmente el Instituto y otra propia de su escuela gratuita.
6. Con estos auxilios se dio principio a la obra en 13 de junio del año pasado y, trabajando sin intermisión hasta el día, se adelantó considerablemente. Pero, aunque contamos todavía con más de trescientos mil reales, asegurados sobre los fondos que hemos indicado, sucede que, ya por pagarse en vales reales parte de las pensiones asignadas por S.M., ya porque la guerra retarda la venida de los fondos de América, y ya porque las casas adjudicadas no pueden venderse hasta que se verifique la traslación de las enseñanzas que las ocupan, nos veamos próximamente amenazados a suspender las obras por falta de caudal efectivo.
7. En tal conflicto ocurrimos a la protección de vuestra eminencia, bien seguros de que un prelado que, a ejemplo de sus venerables antecesores, ha promovido tan generosamente la educación y el socorro de la pobreza, y dado tan claros testimonios de su celo por las mejoras de la instrucción pública, no dejará de socorrer a un establecimiento que está consagrado a estos mismos piadosos objetos.
8. Por tanto, a vuestra eminencia suplicamos muy encarecidamente se digne asignar alguna cantidad mensual, anual, o por una vez, con destino a la continuación de esta obra, y cuando no tuviese a bien hacerlo por vía de donación graciosa, sea a lo menos con calidad de reintegro, el cual se verificará con la mayor exactitud al paso que se perciban los fondos adjudicados a ella, que, si necesario fuese, se hipotecarán a este fin por escritura pública.
9. Así lo esperamos de la notoria caridad de vuestra eminencia, renovándole con esta ocasión el testimonio del aprecio y veneración que profesamos a sus virtudes, y pidiendo al cielo proteja su alta dignidad y conserve su preciosa vida por largos años.