Mi muy querida Gertrudis: Anoche me entregaron tu apreciable carta del día, con la rica expresión de ropa de mesa, aves y pescado que has tenido a bien remitirme, y que he apreciado en mi corazón como una señal de tu cariño, tanto más distinguida, cuanto era menos necesaria para que yo estuviese cierto de él, y cuanto las desgracias y pérdidas pasadas dejaron pocos ensanches a la generosidad. La tuya se hizo para mí mucho más estimable, por las cariñosas expresiones con que has sabido sazonarla, y por las cuales y por todo te doy las gracias más expresivas, asegurándote que en esta mi nueva situación si yo fuese capaz de complacerte en alguna cosa me hallarás siempre pronto a cumplir tus deseos, con toda la extensión que corresponde a la estimación y al cariño que te profesa tu más tierno y afectísimo hermano que más te quiere,
Gaspar.
P.D. Retorno, con fina expresión, la memoria del Sr. Francos, tu primo, a quien siento haber tratado tan rápidamente.