De Jovellanos a Joaquín Alonso de Viado

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Comienzo de texto: Mi estimado paisano y dueño: La de usted de 15 de diciembre del año pasado pudo llegar a ésta salvándose de los ingleses

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Mi estimado paisano y dueño: La de usted de 15 de diciembre del año pasado pudo llegar a ésta salvándose de los ingleses que habían apresado el correo anterior y apedreado los talones del que la trajo, y tuvo además la buena dicha de no ser detenida en el correo, pues no teniendo este señor correspondencia permitida, como a usted han hecho creer, fue la única que vino a él con su nombre. Un mes entero, y aun dos o tres días más, tardó en volver el correo que en este tiempo partió de aquí, y hoy es el día en que puedo responder a usted a nombre de nuestro promotor y darle muy finas gracias por sus tiernas y estimables expresiones.
Del destino de usted y aun de los azares de su último viaje, habíamos tenido acá noticia por aquel buen amigo de todos, que mientras pudo nos hacía ver de cuando en cuando su letra, y entonces se complacía en hablar de usted; pero Dios ha cerrado aquella facunda boca y alterado su espíritu de tal manera, que sobre tantas otras tenemos la pena de saber que no hay ya que contar con su trato, y que debemos contentarnos con que exista y viva. Su cabeza, según dicen, no está del todo trastornada, pero lo está su memoria, si no ya perdida, y a esto, poco más o menos, se reduce el estado en que le pinta el señor García, que ahora lleva el timón en los negocios. En cuanto al físico, dicen que abre difícilmente la boca y que se mantiene aún de líquidos, y acá creemos que si se animaran a llevarle a Caldas, para que tomase aquellas aguas y baños, se podría esperar mucho alivio, cuando no una total curación.
Este señor ha tenido mucho gusto en saber la ventajosa situación del señor don Manuel, hermano de usted, y las esperanzas que abre a los ojos de su familia el buen concepto de sus jefes. Celebra también su aplicación a la literatura, pues que la especie de trabajo que le dará su nuevo destino le hará mirar las musas agradables como un desahogo del fastidio inseparable de él. Suponemos que ustedes dos no habrán olvidado al otro hermanito que quedaba haciendo sus primeros estudios y no tenía mala pinta.
En cuanto a este señor, no hay novedad alguna en su salud, que gracias a Dios es buena cuanto cabe en sesenta y tres años ya cumplidos, salvo alguna degradación en la vista, pero en su espíritu hay el mismo vigor y alegría en que usted le conoció. Tiene permiso para bañarse los veranos y pasear en todo tiempo, y esto lo hace diariamente por estos contornos, cuya topografía conoce a palmos. Va siempre acompañado de un capitán de Belchar o Borbón, que alternan por semana. Ha formado aquí una tercera librería que va igualando a las dos que tiene en Madrid y Gijón, y lee y trabaja con el mismo ardor que antes. Pero en cuanto al permiso de correspondencias, se reduce a escribir a sus parientes y apoderados, yendo cartas y volviendo respuestas por este señor general.
Esto es cuanto puedo decir a usted acerca de nuestro promotor, quien sobre todo me encarga le asegure de su cariño y del interés que toma en su suerte, cuyas mejoras desea muy de veras. Tendría gran gusto y consuelo en que usted tuviese su destino más cerca de nosotros, y no lo celebraría yo menos por él y por mí. Consérvese usted bueno, y si nos quiere continuar sus noticias, que siempre serán con gusto y aprecio recibidas, tenga a bien dirigirlas por mi mano, y mándeme siempre como a su más afecto servidor y paisano, q. s. m. b.
[Manuel Martínez Marina].

Referencia: 04-411-01
Página inicio: 411
Datación: 21/02/1807
Página fin: 412
Lugar: Bellver
Estado: publicado