De Jovellanos a José Argüelles

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Mi querido don José: Sabrá usted por Cifuentes que tratamos de imponer algún caudal de nuestra pupila en fincas, que ya hemos hecho postura a dos, y que pensamos en otras que están a la vista; que estas posturas se hacen en vales y que por lo mismo tratamos de invertir en ellas cien mil reales; sobre todo escribe a usted Cifuentes, según acordamos a la vez el señor cura y yo, y por lo mismo sólo escribo para pedir a usted que nos haga este favor; la comisión es sin duda impertinente, y por lo mismo hubiéramos excusado a usted esta molestia, a tener persona a quien dirigirnos con igual confianza. En todo caso la que ponemos en usted será recompensada como es justo y debido. Ruégole, por lo tanto, que la acepte y desempeñe con la exactitud que sabe; el dinero irá con el primer ordinario. Sepa usted también si para la compra de obras pías se admiten acciones del Real empréstito y en que términos, para nuestro gobierno.
LA PRISION DE JOVELLANOS
Dos días después de esta carta fue preso Jovellanos. Esto escribe Ceán Bermúdez: «Encargaron la prisión al regente de la audiencia de Oviedo, don Andrés de Lasaúca, ministro de probidad y de buenos sentimientos; pero los términos en que estaba concebida la orden le obligaron a ejecutarla con rigor. Sorprendido el señor don Gaspar en su cama antes de salir el sol, le hicieron vestirse y que entregase sus papeles. Todos se pusieron en dos baúles, excepto los del archivo de su casa, y se remitieron a la Secretaría de Estado. Se le prohibió el trato con sus amigos y parientes, que deseaban verle y consolarle, y sólo se le permitió el preciso con algunos criados, para disponer lo que había de llevar en el viaje y prevenir lo conveniente al arreglo de su casa. Estuvo encerrado en ella el día 13, presenciando el acto de sellar su selecta librería, y antes de amanecer el día 14 le sacaron de Gijón, dejando a sus habitantes anegados en lágrimas y penetrados de gran sentimiento, especialmente muchas familias pobres a quienes socorría, y dejó mandado siguiesen socorriéndolas a su costa. Fue conducido con escándalo y escolta de tropa, sin entrar en Oviedo, hasta León, y le depositaron en el convento de los religiosos recoletos de San Francisco, sin comunicación ni aun de los parientes que allí tenía, por espacio de diez días, esperando nuevas órdenes de la corte. Al cabo de ellos le condujeron por Burgos, Zaragoza y otros pueblos a Barcelona, sin permitir que nadie le hablase en el camino, a pesar de que lo solicitaban personas respetables y condecoradas, compadecidas de su inocencia, que le estimaban por su buen nombre y opinión. Le hospedaron en el convento de la Merced con el mismo rigor y privación de trato, y allí se despidió con lágrimas de Lasaúca, que le había acompañado en el coche, admirado de la grandeza de ánimo con que había sufrido unas vejaciones que no había podido evitar; y después le embarcaron en el bergantín correo de Mallorca» (Memorias, págs. 81-82).
La siguiente carta conocida de Jovellanos es del 8 de marzo de 1802.

Referencia: 03-619-02
Página inicio: 619
Datación: 11/03/1801
Página fin: 620
Lugar: Gijón
Estado: publicado