De Jovellanos al duque del Parque

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Comienzo de texto: Mi muy estimado amigo y señor: Me instaban para que recomendase a usted, como Protector de nuestra Congregación,

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Mi muy estimado amigo y señor: Me instaban para que recomendase a usted, como Protector de nuestra Congregación, un alumno de este Instituto, que, acabados sus estudios, pasó a ésa a estudiar la arquitectura, cuando llegó a mis manos su estimable carta del 7, por la cual veo que no hay institución por ruin y ridícula que sea que no pueda recibir mejoras y convertirse en bien y utilidad pública bajo la mano del celo y el talento. Paréce[n]me muy bien los medios que usted ha meditado para llegar a este fin, y ¡ojalá pudiera esperar otro tanto de los auxilios en que deben apoyarse! Por ahora no conviene contar con muchos, ni mientras faltan extender las ideas demasiado. La esfera conocida del celo de la Junta es la corte, y juzgo que no debe extenderse hasta más adelante. Los obstáculos de aquí serán seguros; de aquí, donde toda la autoridad política está en los golillas y todo el influjo en los clérigos, dos clases funestas, la primera, porque quiere mandarlo todo, sin buenos principios; la segunda, porque nada quiere dar sino al menudo, y por su mano y a su modo, y a holgazanes. Pero sea como fuere, si algún día lograre usted establecer las escuelas parroquiales, y esto sobre un plan general, uniforme y ilustrado, cuente con que será el regenerador de Asturias. Acaso en esto podré ayudar en algo, porque acabo de establecer una nueva escuela gratuita y pienso perfeccionarla cuanto pueda. Entretanto, y para ir reclutando congregantes, dígame usted qué es lo que se paga de entrada y si contribuyen con algo anualmente. Con esto, y una docena de circulares firmadas de usted y sin membrete, que pondré acá, veremos lo que se puede hacer.
El alumno que está allá es don Juan Miguel de Inclán, y tiene todas las circunstancias que indica la circular. Ha estudiado aquí las matemáticas puras con grande aprovechamiento y además lleva buenos principios de dibujo. Su idea es estudiar la arquitectura, y en sus adelantamientos aprovechará mucho el Principado, donde (entre los dos) no hay un solo arquitecto. Por eso le hubiéramos nosotros ayudado, a tener con qué. Lo poco que hay está consagrado en el día a un nuevo edificio que medito. El se presentará.
Cuidado con no dar fomento a la emigración. Ustedes han presentido este inconveniente; pero acaso no preverán que él absorbería los fondos más cuantiosos. No lo digo por la falta que pueda hacer la gente, que aquí sobrará ya siempre, mientras no se aumenten las subsistencias; dígolo porque con un estímulo más crecerá el número de los que vayan ahí, y crecerán también los objetos de verdadera necesidad.
Ignoro quiénes sean los actuales enemigos de nuestro amigo, y más aún cuántas sus malas artes. Usted sabe que él escribe poco, envuelto siempre en proyectos y distracciones, y en verdad que en su última época y situación era disculpable. De su hijo tuve carta. Sáquele Dios en paz, y entretanto mande usted cuanto quiera a su afectísimo amigo
Jovellanos.

Referencia: 05-568-01
Página inicio: 568
Datación: 17/06/1797
Página fin: 569
Lugar: Gijón
Estado: publicado