De Jovellanos al obispo de [¿Lugo?]

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Mi muy estimado amigo: En el número de las personas cuya protección imploramos al nacer el Instituto Asturiano, en consideración a su celo público, a su amor a este país y también a su amistad a nosotros, tuvo usted un lugar distinguido, y no le puede faltar ahora que, instados de la necesidad, hemos resuelto renovar aquella plegaria. Otro me diría que un prelado tiene señalados los límites de su caridad; pero sé que usted conoce la caridad pública, que el influjo de la educación no es jamás parcial, y sobre todo, que el país en que nacimos conserva siempre sus derechos sobre nosotros doquiera que estemos.
Mi deseo es entretener esta obra, porque es pública, y las que son tales, si paran, paran para siempre. Espero, por tanto, que los paisanos de acá nos socorran, mientras que vuelve la expedición de azogues en que esperamos las remesas de fondos ya recaudados en América, y en esta esperanza cabe a usted alguna parte. Yo estoy a la cabeza de esta santa cuesta, y lo estoy sin empacho, no sólo por la recomendación del objeto, sino también porque se trata de dejar sin jornal a tantos infelices como viven de su trabajo.

Referencia: 03-476-01
Página inicio: 476
Datación: 26/10/1799
Página fin: 477
Lugar: Gijón
Estado: publicado