Excmo. Sr.: Señor: Como van ya más de quince años que voy remitiendo al señor Sancha los manuscritos de mi Historia por el seguro y no dispendioso conducto de esa Real Secretaría de Estado, me atrevo a dirigir a V.E. el incluso paquete, esperando que se dignará permitirme la continuación de la gracia de que hasta ahora he disfrutado.
Ya que Dios ha dispuesto por su infinita bondad que el Rey N. S. le coloque a V.E. en el asiento el más oportuno para proteger con la mano del Príncipe no sólo a los sabios de verdadero mérito, pero aun a los meros estudiosos, en cuyo número me pongo, me permitirá V.E. que le dirija mis humildes súplicas para poder efectuar mi regreso a España en la forma que lo exigen mis estudios y las circunstancias de mi obra. Yo no puedo vivir en lugar retirado, ni lejos de los mejores archivos y más copiosas bibliotecas; no puedo desprenderme de mi principal ayudante de estudio, hombre casado y juicioso, que con la larga experiencia de veinte años se me ha hecho utilísimo, y puedo decir necesario; no puedo emprender un largo viaje, ni fijarme en Madrid, o en otra ciudad oportuna que se me permitiese, sin aumento de pensión, o alguna otra ayuda de costa. Expongo con la mayor concisión y rendimiento a la penetración de V.E. estas mis circunstancias, y juntamente la de no haber profesado en la extinguida Compañía, por la viva esperanza que tengo de probar los efectos de la conocida piedad y beneficencia de V.E., cuya preciosa vida guarde Dios muchos años para bien de la nación y de la literatura.
Juan Francisco Masdeu.