Excmo. Sr.:
Con fecha de ayer me ha dirigido el Rey el Real Decreto siguiente:
«Por un Real Decreto de 28 de febrero de 1792, vine en declarar para la dirección de mi Consejo de Estado que el título y destino de ser decano de él quedaba a mi elección, sin estar adicto al más antiguo, reservándome el nombrar para ello bien fuese alguno del mismo Consejo o bien otra persona en quien yo considerase concurrir las calidades convenientes; y hallándose vacante esta plaza, y concurriendo en el Príncipe de la Paz, individuo del propio Consejo, no sólo las más sobresalientes calidades personales, sino también la de que por su alta dignidad de Generalísimo Almirante, le corresponde la precedencia sobre toda clase de personas después de las de los Infantes de España, le nombro decano de dicho mi Consejo de Estado. Tendréislo entendido y lo comunicaréis a quien corresponda».
Lo participo a V.E. de real orden para su inteligencia y gobierno, y ruego a Dios guarde su vida muchos años
Pedro Cevallos.