Amigo y muy señor mío: Es de hecho que me intereso en cuanto comprendo pueda ser de pública utilidad, y por tanto, en vez de molestia me ha proporcionado usted una grande satisfacción en los encargos que me hace, y acerca de los cuales le contesto por partes.
He tratado con varias gentes que consumen mucho carbón, como son los fabricantes de aguardiente y los de vidrios, los herreros y cerrajeros, y otros, como también con algunos miembros de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, establecida en esta ciudad, quienes han tocado el punto en ella, y me han respondido todos que les convendría muy mucho el carbón de piedra, por el alto precio que han tomado los otros, atento a lo mucho que escasean y suben los portes, habiéndolos de traer ya de muy lejos; pero que quisieran que viniese alguna porción del que usted propone, por muestra, y para ello hallan la dificultad de que las gentes de mar de este país no navegan a ése, ni conocen aquellos mares y costas. La introducción de ese ramo de comercio sería otra ventaja para ese Principado y este Reino. Por aquí dificulto que se empiece, y así convendría el que viese usted si por ahí hallaba quien se animase a ello, o si algún bastimento extranjero, que entrase de arribada en ese puerto, querría traer alguna porción por comisión, la que no dudo se despacharía muy luego, mayormente resultando equitativos el primer precio y fletes. Sin embargo, continuaré las diligencias a pesar de las pocas esperanzas de hallar quien quiera ir por él.
En cuanto al modo de darse el bronceado a la loza, tengo pedido el método, y me lo han ofrecido; luego que me lo traigan se lo remitiré a usted. Me dicen ser muy fácil, y no caro.
Celebro muy mucho las noticias que me da usted de los progresos de esa fábrica de loza de pedernal, dirigida por un inglés hábil. Pudiera ser otro ramito de comercio para este país, resultando cómodos los precios, pues carece de barro fino y que resista al calor.
No he contestado a usted desde luego, deseoso de poderlo ejecutar a satisfacción, y esté usted asegurado de que la tendré singular en que me mande en cuanto sea de su servicio y útil a nuestro país. Asimismo, que no me trate con ceremonia, hallando ésta muy extraña entre nosotros.
Nuestro Señor guarde a usted muchos años.
B. l. m. de usted su amigo y servidor
Victorio de Navia.