Don Gaspar Melchor de Jovellanos a los pueblos de Asturias. Suscripción voluntaria

Comienzo de texto

Comienzo de texto: Encargado por S[u] M[ajestad] de restablecer y perfeccionar el Real Instituto Asturiano, que vosotros habéis visto nacer y morir, he reconocido

Textos Relacionados

Textos Relaccionados:

Encargado por S[u] M[ajestad] de restablecer y perfeccionar el Real Instituto Asturiano, que vosotros habéis visto nacer y morir, he reconocido prolijamente su estado, y visto con entrañable dolor los estragos que una larga serie de tristes circunstancias y acaecimientos ha causado en él. Arrancado de entre vosotros por la mano del despotismo, los enemigos de mi nombre empezaron su ruina, y los de nuestra patria la consumaron. La dotación del Instituto, alimento de que vivía, fue notablemente menguada; sus enseñanzas, en parte suprimidas, en parte alteradas; su biblioteca expilada, y entregada al pillaje; y sus máquinas, instrumentos y utensilios, robados o deteriorados; y hasta las puertas, vidrieras y paredes del edificio rotas, o asquerosamente manchadas por los bárbaros que últimamente lo invadieron y profanaron. Para reparar tantas pérdidas se necesita tiempo y grandes fondos: pero reparar lo más esencial para el restablecimiento de la enseñanza no es difícil y parece indispensable. Yo imploraré el auxilio del gobierno en favor de un establecimiento que le merece la más señalada protección. Yo espero sus socorros; pero entretanto imploro los vuestros. Si mis cortas facultades lo permitiesen, yo consagraría la mayor parte de ellas a este objeto, que ha sido en otro tiempo y es hoy el primero y más ardiente de mis desvelos; pero haré por su bien todo aquello que me permiten. Mi sueldo, que era antes de ciento treinta y cuatro mil reales, se halla hoy reducido a cuarenta mil. Yo lo repartiré con los que defienden la patria, y la ilustran. Desde el próximo mes, una cuarta parte de este sueldo queda cedida y consignada para los gastos de nuestro ejército, y otra cuarta parte acrecerá a la dotación del Instituto, para que sus dignos profesores, que por ahora se prestan con ejemplar generosidad a dar gratuitamente la enseñanza, sean algún día mejor recompensados.
Acudid, pues, oh nobles y generosos asturianos, al socorro de un Establecimiento en que no hay uno de vosotros que no deba interesarse altamente. La enseñanza de las primeras letras, humanidades castellanas, dibujo, matemáticas, geografía histórica y ciencias náuticas, continuará, o se abrirá en el mes próximo, en la forma que os anunciaré. Vuestros hijos, hermanos y parientes pueden venir aquí. ¡Qué ventaja tan preciosa no les ofrece una educación literaria, tan ordenada y completa! Cuando no os mueva a favorecerla vuestro personal interés, muévaos a lo menos, el de nuestra afligida patria. Reflexionad que la instrucción pública es la primera fuente de la prosperidad de los pueblos; que la nación no sólo necesita de defensores valientes, sino también de defensores instruidos; que los jóvenes destinados a la profesión de las armas, única carrera abierta hoy al honor y al provecho, pueden recibir aquí todos los conocimientos que la perfeccionan. Si me ayudareis, yo procuraré agregar a las enseñanzas del Instituto, las que no abrazó hasta aquí; y la educación de nuestra preciosa juventud volverá a ser, como lo fue en otro tiempo, el continuo, el más tierno objeto de mis desvelos. Los dignos generales que mandan nuestro ejército y provincia, nuestra junta superior, y primeras autoridades ofrecen protegerla. Yo guiaré los primeros pasos de los alumnos, yo los dirigiré en sus estudios, yo velaré sobre sus progresos, yo los miraré, yo los cuidaré, no sólo con el celo de promotor, sino también con el amor y solicitud de padre. A esto sólo he vuelto entre vosotros, después de tan larga ausencia; y a esto consagraré el resto que me ha quedado de fuerzas, después de tantas persecuciones y trabajos. Ayudadme, pues, en tan patriótico designio, y haced en beneficio de tan recomendable establecimiento algún pequeño sacrificio, proporcionado a vuestras facultades. Acudid a resucitarle. Sus dignos maestros y yo volveremos a inspirarle el primer soplo de vida: acudid vosotros a nutrir su nueva infancia, para que sea algún día la gloria de la patria y la vuestra.
Los que quieran destinar alguna cantidad por una vez o periódicamente, a favor de este establecimiento, podrán consignar sus donativos en los sujetos y distritos siguientes:
Concejos de Oriente
Primero: Desde el Sella a Santiuste, los señores marqués de Gastañagay D. Blas de Posada.
Segundo: Desde las alturas de Nava, y demás que vierten al mar y al Sella, los señores teniente general marqués de Vista Alegrey D. José Argüelles.
Concejos del centro
Primero: Desde dichas alturas hasta la derecha del Nalón, los señores D. Antonio Carreño y el Licenciado D. Francisco de Paula Caveda.
Segundo: Desde la izquierda del alto Nalón hasta la derecha del Narcea, los señores conde de Marcel de Peñalva y el Dr. D. Nicolás de Sama.
Concejos de Poniente
Primero: Desde la izquierda del Narcea y del bajo Nalón hasta la derecha del Navia, los señores D. Álvaro Cienfuegos y D. Matías Menéndez de Luarca.
Segundo: Desde el Navia al Eo, los señores Licenciado D. Lope Canel y D. Pedro Miranda Villamil.
En Oviedo
Los señores brigadieres D. José Valdés Flórez, y D. José Cienfuegos.
En Gijón
El párroco Dr. D. Antonio Cónsul Jove, y el subdelegado general de rentas D. Pedro Valdés Llanos.
Los diputados del comercio
El Lic. D. Juan de Vigil, D. Ramón de Toral, D. Lucas de la Viña, y en Cádiz D. José Acebedo Villarroel, oficial primero de la secretaría del consejo y cámara de Indias.
Los nombres de los bienhechores del Instituto y sus donativos se publicarán en la gaceta, y se dará cuenta de la inversión del producto de las subscripciones. Gijón, 24 de septiembre de 1811. Gaspar de JoveLlanos.

Referencia: 09-515-01
Página inicio: 515
Datación: 24/09/1811
Página fin: 521
Estado: publicado