El conde de Floridablanca (II)

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Por muerte de Roda entró Moñino al ministerio de Gracia y Justicia, con título de interino, e hizo no pocas novedades: quitó a los clérigos la tercera, al Consejo de Castilla los propios y a la Cám[ar]a la provis[ió]n de las resultas, y fue, por consiguiente, murmurado. Sacó bula para que pudiesen cruzarse los hijos de escribanos contra los antiguos venerables establecimiento[s], y aun piensa derogar los que obligan a repetir las informaciones en cada pretensión, único freno que queda contra los fraudes de los informantes.
Promovió sujetos ineptísimos, y este acaso es el cargo más justo que le hacen los émulos. No bastando para disculpa el ser paisanos, discípulos o antiguos amigos y camaradas suyos, pues, aunque esto pueda disculpar el favor, no puede hacer tolerables las injusticias. Hizo ministro de Hac[ien]da a don P[edr]o López de Lerena, hombre sin cuna, sin talentos, sin servicios y sin virtudes, de quien acaso hablaremos después. Elevó a Fiscal del Consejo a [Antonio] Cano Man[ue]l, sin letras, sin aplicación y sin dote alguna de las que requiere tal empleo. Hizo intendente del Buen Retiro a Juan Man[ue]l Alcocer, su criado, y tan necio y estúpido que ni al lado de su hábil amo, ni la resid[enci]a de Roma, ni la secret[arí]a privada de un ministro de estado ni, en fin, el nuevo decoroso empleo, han bastado para quitar la ruin corteza con que nació y fue criado. Protegió y empleó a Archimbaut, […] fallido, y tramponó a [Juan Bautista] Condom, embustero, embrollador y semejante al anterior, y a don Laureano, acreditado de iguales manías, en la secretaría, o cosa tal, del último duque de Arcos. A él debe su empleo Dávalos, hoy asistente de Sev[ill]a sin méritos ni aptitud, a quien debió amistad y servicios cuando ambos eran dependientes de rentas.
Pero fue sobre todo murmurada la elevación de su hermano, que había seguido su misma carrera y al lado de su hermano en Madrid, continuó, pero sin aplicación, dado al cigarro, a los trucos y a los moros con tal exceso que se asegura haber sido preso por vago en 62 o 63. Elevado al Consejo, le proporcionó primero la Contaduría de Rentas de Granada, luego la Intendencia de Soria, la plaza del Consejo de Indias y el ministerio de Flor[enci]a, hasta donde había perdonado su exaltación la envidia; pero, viéndole luego promover con una rapidez increíble a las embajadas de Venecia y Portugal y a la boda de la más rica mayorazga de la corte, de la casa de Pontejos, permitirle la retención de la plaza del Consejo y el sueldo de embajador de Venecia, dispensarle de media anata, etc., etc., entonces se desataron las lenguas.

Referencia: 12-531-01
Página inicio: 531
Datación: 0000
Página fin: 533
Estado: publicado