Extracto de la descripción de la venida de Carlos V a Palma en 1541

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Libre de la benaventurada vinguda del emperador y rey don Carlos en la sua ciutat de Mallorques y del recebim[iment]t que li fonch fet juntam[en]tab lo que mes sucebí fins al día que partí de aqu[ell]a per la conquista de Alger.
Prólogo en latín.
Dice que se hizo y publica esta descripción: «Non quia suos triumphales arcus fructum super mare pontem, tot emblemata, tot peristromata et tapetia quibus plateae forum, viaque splendescebant jactare, studeat»,
sino para mostrar su aprecio al gran monarca que la honró con esta visita.
Era virrey don Felipe Cervelló, y jurados Mons[eñor] Joanot Canselles, cab[alle]ro; Nic[olau] Cotoner y Juan [Antonio] Bartolomé, ciudadanos Gabriel Mir y Juan Miguel Pagés, mercaderes, y Miguel Genovart, menestral.
Sigue un proemio en lengua vulgar en que se descubre descubre el autor, pues dice:
E axi com lo offici del notari tingua propiam[en]t per subjecta la veritat; no obstant que la cosa en si fos grave y magnifica. Tingueren —los jurados— per se acomanar la descripcio della a Joanot Gomis, notari, encara que lo menor de tot lo co[l]legi.
Entrando en la narración, dice que, hallándose Carlos V en Ratisbona dando orden en lo de la guerra del turco y arreglo de los negocios de los luteranos y, diciéndose que pasaba a Francia a componer sus diferencias con Paulo III y Ascanio Colona, se recibió en Mallorca una carta que desde Génova escribía en 12 de agosto de 1541 el señor Andrea Doria, capitán general de la Armada, al virrey en que le decía que el emperador, según le escribía, estaría en Génova el 28 de aquel mes, pues que el 16 entraría en Milán, que desembarcaría el 1.º de setiembre para Mallorca, do se reunirían las armadas de sus reinos; que por tanto, convenía dar providencia para que al 10 o 12 de setiembre hubiese aquí buena provisión de pan, carne, etcétera, para que resfrescase la gente de corte y tropa; que todo se pagaría por su justo precio; que ya S. M. encargará la de aceite y guelde; que se cuidase de tenerlo todo a punto y diese aviso al gobernador de Menorca por si él [o sus armadas] arribase allí. Júntanse los jurados, atribúyese esta venida a influjo de Doria, que antes estuviera en la isla y conocía sus ventajas; acuérdase el permiso de hacer los gastos y los fondos de que debían salir y, aunque estéril el año y faltando en la mitad la provisión de granos, a cuyo fin [había] pasado moss[en] Samartí Despuig a Sicilia con dos mil ducados para buscarla, dieron las providencias convenientes a todo; pasaron avisos al cabildo, colegio de mercaderes y otros, y dieron orden en los adornos de la entrada que fueron tales que sólo pudieron estar prontos por la casualidad de la detención del emperador. Vinieron primero las 16 galeras de España al mando de D. Bernardino de Mendoza y con ellas el almirante de Nápoles, el conde de Alcaudete, el de Aytona y la gente y caballeros de Cataluña, estando ya antes aquí el conde de Fuentes con los de Aragón. Desembarcado las galeras, partieron a Málaga a reunirse con la grande armada que mandaba el duque de Alba. El príncipe de Salerno que llegó después con algunas naves dio noticia de que el emperador saliera de Génova e iba a Luca a verse con el Papa, aunque después fio el arreglo al gran canciller Granvela; y de allí aportó a Córcega después de una gran borrasca. Llegó luego don Fernando Gonzaga, virrey de Sicilia, con 7 galeras y muchas naves de allí y Nápoles, entre ellas el galeón de Doria y los pajes del rey (uno de ellos hijo y del nombre del virrey de Mallorca). El emperador llegó el jueves 13 octubre siguiente con Doria (entre 3 y 4 de la tarde) y 49 galeras. De lejos se agradó del bello aspecto de la ciudad, y Doria le dijo que era mejor dentro: hízosele el saludo, ancló, recibió agradablemente a los jurados y entró, aunque no por el puente cubierto formado desde el muelle al mar, y fue recibido bajo de palio. Tenía dos caballos prevenidos, el uno con adornos de luto (que el emperador llevaba por la muerte de Messara), en el cual montó, y aun por lo mismo no entró por el puente. «Sibe —dice— estaba molt concertat y adrezat; com se pora veure ablatraza y descripció siguent de la qual fonch inventor lo discret en Gabriel Santpol, notari —aquí el dibujo y la descripción—».
Acompañaba al emperador un caballerizo, Mr. Legrand, llevando delante su estoque, según costumbre. Repitiose la salva en la ciudad y galeras; se inquietaba el caballo y se mandó cesar. Entró solo en el patio. Ante la puerta del muelle halló otro pórtico sostenido sobre cuatro columnas levantadas sobre pedestales con sus arquitrabes y balaustres de orden jónico. Éste tenía la estatua de R. Lull en lo alto y unos buenos versos latinos en que exhorta al emperador a que conquiste el África, do derramó su sangre, y restituya a la Cristiandad el Santo sepulcro. Son de igual mérito los demás de este pórtico formado por la ciudad, y al fin están firmados Petrus Antich, notarius.
Siguió. Admírale la lonja y preguntó si era iglesia; y aquí, dice,
pasa un arch triumphal cubert de tela y molt hornat de diversas historias que habían fet los defen[a]dors del any present, del collegi de la mercadería desta ciutat, a modo de un gran portal [semblant de aquella figura]. Ab invenció del dit Sant Pol, notari;
era una simple portada, pero con mucho ornato de pintura. Son notables para la historia los dísticos que se escribieron en las paredes de la lonja, su autor Joannes Genoverdus:
Dum fortuna dabat titulis quod pingerer auri
indivisse mihi plurima regna putes
non eran ab infrenis numidis direpta, sed illi
nomine pallebant candidiore meo.
Tunc mea tercentum complebant littora puppes,
Mercibus et variis Carole dives eram.
Nunc iaceo infelix: vix sum miserabilis ulli;
vixque meo possum tutior ese sinu
quare maesta precor prisco me redde nitori
ponendo numidis dura lupata feris
respice sollicitam, Caesar, mitissime princeps
principis est miseros eripuisse malis.
(No valen los del notario Antich, pero son notables para la historia. La decadencia del comercio de Mallorca pudo venir de las causas que indica Mut, pero la mayor fue el descubrimiento de la América. Todos los capitales pasaron a Cádiz o Sevilla, de do salían las flotas y el comercio de los demás puertos; vino a menos, especialmente los del Mediterráneo. Sobre todo la navegación del cabo de Buena Esperanza, extraviando hacia aquella vía el comercio de la India, había dado el primer golpe al de la Corona de Aragón.
Pasó el rey por el Borne, cuyos adornos admiró, y continuando alabó también el aspecto de Santo Domingo y la pompa de la plaza de Corte, do se dolió del clamoreo de los presos. Reparó muchos versos en la casa de la Universidad. El descriptor dice que copia «los que se pudieron salvar»; su autor, Ja[ume] Romagnanus, dignos de la biblioteca literaria. Son hexámetros. Pasada la iglesia de San Andrés, halló el arco que levantó la misma Universidad, que ocupaba toda la calle. «Inventat —dice— per lo mes lagit home en arquitectura que mas si estat en esta ciutat —y ¿por qué no le nombrará?; búsquese en los libros de la Universidad— fet a la dorica ab tanta perfección y artifici que nos fot suficientemt loar ni propriamente descrivere». La traza presenta un frontispicio dórico adornado con dos pilastras sobre pedestales. Y, sobre el cornisamento, un gran romanato con la estatua de la Concepción sobre la clave del arco que ocupa el intercolumnio; el resto almohadillado. Los versos hexámetros que siguen son bellos; no se dice el autor, pero son sin duda de Romañán, ya por el estilo, ya porque encargado de los de la casa de la Universidad es regular lo fuese de los de su arco. Entró el emperador a la Almudaina y, pasando por la espalda de Santo Domingo fue recibido por la procesión del Cabildo, presidida del obispo auxiliar, D. Fr[ay] Rafael Llinas, carmelita, vestido de pontifical, los canónigos con capas pluviales; allí otros hexámetros y pentámetros, que serán de Romañán, pues habla en ellos la ciudad. Apeose, adoró la Veracruz; parose incierto de lo que haría, díjole el doctor J. Nic[ola]s Montañans (sacristán e inquisidor) que podía seguir a pie entre el obispo y el diácono, teniendo el grem[ia]lhasta la Seu. ¿Cómo así? Porque así lo hicieron los reyes pasados —yo no estoy bueno de los pies y no querría que la gota me tentase—. Pues haga V. M. lo que fuere servido. Besó la mano. Quisieron los demás hacer otro tanto, mas era tal la premura que los de su séquito le hicieron montar. Siguió a la Seu y en su plaza halló el arco preparado por el Cabildo. Tenía la forma de un puente (sin duda prolongada por la desigualdad del terreno); su entrada, un arco adornado de dos pilastrones sobre pedestales, cornisamento y frontón de orden jónico. A su costado gran balaustrada y , sobre ella, siete sill[a]s —fetas a lo romano— para las siete virtudes; la bóveda, pues sin duda era cubierto, vestido con cortinas pintadas a la francesa (serían lo que llamaban en Sevilla sargas, esto es, tapices pintados al temple); dos bellas inscripciones y digna de copiarse la primera, pues que la segunda parece algo defectuosa en lo impreso, o no es buena. Habla de una fuente en un unicornio (oricorn) de metal (¿si se acomodaría para ello el de Santo Domingo?); bellos hexámetros sin autor (pueden ser de Montañans) o del notario Vidal o de Juan Genovart o de Jaime Romañán y del médico Juan Andreu, autores de algunos de los que siguen. Los de Andréu y Romañán parecen los mejores. Entra en la Seu, se enternece al oír entonar Domine Salvum fac regem; breves preces. Sale por la puerta opuesta de la Mar (luego entró por la del N[orte]), do halló una especie de peristilo, al parecer, corintio, con cuatro columnas a cada lado sentadas sobre sus bases; sobre ellas apóyase un hermoso arco muy rebajado a cada parte; un cornisamento encima de cada uno y ambos coronados de una gran balaustrada, ornada de banderolas, cubierto el todo de un cañón de bóveda, enriquecido con magníficos casetones. Solas estas cornisas parecen lisas, pues las de otros arcos indican estar labradas con varias entalladuras. Creo que sea la mejor de todas las obras, pues que pertenece al más puro gusto de arquitectura greco-romana, que aún no había entrado en España. ¡Ojalá que el nombre del autor se conserve en los archivos de la cofradía y también la planta y alzado de la obra! Ocupaba desde el muro meridional de la Seu hasta la casa de su obra.
Siguen buenos versos; los últimos, dísticos del notario Tomás Marcer (así parece que dice, véase). Entró después al castillo real, do se le preparó habitación. Las tres siguientes noches, luminarias. Pagóse mucho de cuanto viera. Loó en extremo algunos edificios y, al fin, prorrumpió que había hallado un pueblo no conocido y un reino escondido. La abundancia fue prodigiosa
de pa fresch, de carnes, volatería e tot altra manere de vituallas que si trovaren, que ab tot que no y arriba de fora de la illa, de ninguna part, ni veina ni remota, cosa alguna de vitualles ni puisions, y que eran ab ditas armadas passats de 8000 (ocho mil) soldats, sens la get de cort y los senyors y caballers y los altres aventurers. No sólo a ells nols falta manera alguna de puisions pero en cara entre nos altres nos resta tanta abundancia y tant mercat dellas que no aparegue biagues estat armada y entre los altres lo día del embarcar fonch tanta dels moltons dels bous, vedellas, volaterías, pa fresch, fruite[s] e de tot altra cosa de refresch que tenían per las plazas y carrers (com porque veure S. M.) que abtot lo barato que era gran nos trovaren comprador. Lo que tingueren a gran maravella tots los senyors de la Cort. Perque eran estats en Génova ab un terç de dita armada y apenas trovaren bis cuyt, y en Napols y deían que era benaventurat, lo qui podía haber molto e lo mateix se era seguit en Sicilia. De modo que entre molts se tenía contecio si se trovaría fácilmente moltas terras millors que ésta, y algú dix que millor vivíen aquí los caballers que los senyors en Napols. Y lo que mes es de notar que apres que S. M. fonch partit continuamente partíen de aquí vaxells carragats de totas maneras de vituallas per allí.
Admiró el emperador la gala y bizarría de los caballeros mallorquines. El virrey, loando la nobleza, le dijo que le seguirían ciento en esta empresa tan valeros[os], que podía poner en ellos su confianza.
A pesar de los grandes negocios que oprimían al emperador, los jurados instaron por una audiencia; lográronla por medio del secretario Ydiachas (Idiáguez), a quien hospedaba Caulellas, para el día 15 de octubre a la oración; fueron con gran comitiva; arengó Moss[en] Caulellas, jurado en cap; pidió primero licencia y perdón si no era tan breve. «Habla lo que quisiéredes y a vuestro placer, que no habervos oído hasta agora no ha sido sino por los muchos negocios como veis que tengo». Expuso el jurado en cap los graves males que sufriera la isla por las frecuentes incursiones de los moros, malos años y, por lo último, la esterilidad del presente, que faltó la mitad de lo necesario y obligó a enviar un caballero a Sicilia, y que aún no vivniera, que la provisión que había estaba consumida así por la venida de S. M. como por la frecuente arribada de las galeras de España a esta isla. Pidió para ello la entrada franca y libre de todo impuesto de 10 a 12 salmas de trigo de Sicilia para este y otros años, pues que la necesidad de esta provisión era permanente. Quejose de los excesos de la gente del campo, de que resultaban haber tantos bandidos (bandejats) y homicidas, y el emperador no entendió aquella palabra; díjosele que equivalía a matadores y la arenga antes en mallorquín desde aquí continuó en castellano, que destruían los ganados, no hallándose ya pastores ni arrendadores para ellos, y que tenían tantos lugares do abrigarse que ningún celo bastaba para reprimirlos. Pidió que se restableciese el oficio de veguer, jurando que estaba suspenso, volviéndole su salario. Ítem, que el gobernador de Menorca no permitía que viniesen aquí las terceras instancias en los pleitos por apelación, ni se trajesen de allí ganados, según costumbre y, al concluir, ofreció un refresco a nombre de la isla y entregó un memorial do las súplicas se contenían más a la larga. El emperador: «A mí me pesa mucho de los trabajos de esta tierra. Sobre lo que me habéis dicho de la saca de los trigos, yo lo hablaré con el visorrey de Sicilia e Idiáguez; y, en lo demás, mandaré proveer lo que convenga a mi servicio».
Y agradeció el que ofrecieron. Fue éste de cien vacas, doscientos carneros, doscientos pares de gallinas, siete pares de pagos, quinientos cuartans de aceite, cuatrocientas cuarteras de vino blanco y tinto, treinta cuarteras de harina de xexa molida, veinticinco quintales de queso de la tierra, veinte carretelles de alcaparras, veinte barrals de agua de murta y cuatro quintales de cera blanca, obrada muy gentilmente.
Al día siguiente se respondió:
S. M. les hace merced de cuatro mil salmas por este año y les hace merced de las dos terceras partes de lo que monta el nuevo impuesto para que, pagando un tercio, las saque. S. M. les hace la merced que se puede de presente, y así adelante que la hará siempre en todo lo que hubiere lugar. Se ordenará al visorrey que dipute una persona para Veguer de fora que convenga para esto, y lo que hubiere de haber por salario tasado según fuere justo con el Consejo y se pague de las condenaciones fiscales de este reino hasta que S. M. mande otra cosa. En lo de las apelaciones (de Menorca), manda S. M. se guarde lo acostumbrado hasta aquí. En lo de la saca del ganado y paños, se observe así bien lo que hasta aquí se ha acostumbrado, y en lo uno y lo otro, no haya novedad de lo que hasta aquí se ha hecho. Urries, secretario.
El domingo 16 de octubre, el emperador fue a misa a la Seu. Hízosele un tablado al lado de la epístola (dice «a man dreta»), cubierto de paños negros a manera de tienda de campaña (lit. «de camp»). Vino en gran comitiva, vestido muy sencillamente de negro. Oyó la misa que dijo el arcediano D. Luis Villalonga; asistió la música de la Real Capilla y sus capellanes. Agradose de las ceremonias y los doce sacerdotes que desde el coro al altar van con capas y bordones en algunas. Sólo hubo lugar en la capilla mayor para el príncipe de Salerno, el virrey de Sicilia, del duque de Camarino, marido de una hija bastarda del emperador y sobrino del Papa y el almirante de Nápoles a un lado; y para los embajadores de Portugal e Inglaterra al otro. Anunciose la partida para el día siguiente. Al punto arribó de España la galera mandada por D. Fernando de Mendoza; dijo que la armada de poniente y otras galeras había doce días que estaban en Ibiza detenidas por el tiempo, que en ella venía el duque de Alba y muchos caballeros de Castilla, Aragón y Valencia y toda la flor de España, a más de las ochocientas lanzas gruesas que traía. El emperador suspendió su partida, mandó a Mendoza que volviese a Ibiza con orden que de allí se navegase derecho a Argel y allí se reuniría S. M. Aquel día, lunes, se reiteró el anuncio de leva y al siguiente, dieciocho de octubre, habiendo comulgado en Santana y oído misa en la catedral, partió al muelle. Acordose de los presos: «dicen que se suele hacer señal con ellos. Si no están detenidos por casos calificados ni hay interese de parte hace con ellos lo acostumbrado».
Apeose a la cabeza del puente do le esperaba Andrea Doria y de él pasó a la galera. Nueva salva.
Todos zarparon con buen tiempo.
La cual (armada) era tan potent y tan gran que no poría contar. Porque sens los navilis, fustes y altres vaxells pochs, lo nombre dells vaxells o naus groses y carracas pasaven de cent; y las galeras eran 50 y se entenía que la armada de Spanya (que per nostra desgracia no era arribada açi) había per conte 124 naves de gavia, sens veixells pochs y les setre galeras de don Bernardino. Per manera que passaben tots junts lo nom de 300 velas. E los soldats y gente de guerra que anaben ab dita armada eran 18 o 20 000 —dieciocho o veinte mil— infants entre tudescus, italians y spanyols, 2000 —dos mil— gastados, tanta artillería y tan solemne que es una cosa increíble. Tants senyors y tants caballers y altres aventurers que forza feian lo nombre dells mateixos infants (com se ha de creure). Per que sols de aquesta illa pasen de 100 —cien— caballers lo que son anats servir a S. M., sense los criats y servidors que sen aporten y altres vulgars.
Díjose que las armadas se reunieron el mismo día y siguieron la vuelta de Argel do mandaba un renegado corso llamado Sanapa por el [famoso tirano] Barbaroja, que algunos años antes pasara a Turquía.
Concluye.
El qui vidit testimonium perbibuit
et ipse scit quia vera dicit.
Laus Deo.
Fonch estampada la present historia en la
Insigne ciutat de Mallorques (Palma
anomenada) per mestre Fernando
de Cansoles, estampador, na
tural de la vila de Hamusco,
de la diócesis de Palencia.
Acabas a 30 díes
del mes de jener
del any MD
XXXXII.
Bellver, 25 noviembre 1806.
Es un tomo 4. º menor en letra alemana y consta de 23 hojas útiles.
Notarios, inventores o poetas.
Lo discret en Gabriel Sant Pol. Inv[ento]r.
Petrus Antich. Poet.
Tomás Matcer. Poeta.
Vidal o Vitales. Poeta.
Joanot Gomis. Descriptor.
Otros poetas
Joan Genovart
Jaime Romañan
Joan Andreu, médico.
[Apéndice, poemas citados]
Vrbs Balearis. Ia. Romagnanus.
Regnatorem orbis, terrena et pondera caeli
gestantem, stupefacta nouo Balearis honore,
aduentuque sui regis laetata salutat.
Saeclaque Tithoni orat ei cum Nestoris annis,
totius mundi imperium uitamque beatam.
Felices talem qui te genuere parentes,
felix te tanto et tam fausto Principe mundus.
Magnum hic Alciden uidi fortemque Metellum,
utrique excellit longe tua gloria, C[a]esar.
Nam tu monstra leuas mundo maiora, superbos
plures debellas populos, pentrantibus armis.
Tu subigis Liby[a]eque duces, uastumque leonem
turcarum profugas terresque premisque fugatum
et quos Scipiadis tandem uix tempore longo,
uno mense tibi dedit Africa uicta triumphos.
Tu Lutheri resecas Hydrae fruticantia colla
antipodumque domas sedes, regna inuia priscis.
Non obiit tantum Alcides terraeue marisue,
quam tu, qui terras omnes, maria omnia lustras.
Caetera si memorem tua, Caesar, maxima gesta,
grande Maronis opus superarem et maius Homeri.
[La ciudad balear. Jaime Romanyà]
[Al soberano del mundo, que lleva el peso de la tierra y el cielo, la [ciudad] balear, asombrada por el inusitado honor y regocijada por la llegada de su rey, le saluda. Para él suplica la edad de Titón junto con los años de Néstor, el dominio del mundo entero y una vida afortunada. Dichosos los padres que así te engendraron. Dichoso el mundo contigo, príncipe tan grande y tan feliz. Aquí he visto al gran Alcides y al esforzado Metelo; muy por encima de ambos sobresale tu gloria, César, pues tú libras al mundo de monstruos mayores, vences a más pueblos insolentes, con armas penetrantes. Tú sometes a los generales de Libia, ahuyentas al enorme león de los turcos, atemorizas y oprimes al fugitivo y los triunfos que Escipión obtuvo por fin tras largo período, en un solo mes África, vencida, te los ha concedido. Tú cortas las cabezas que brotan de la hidra de Lutero y sometes las sedes de las antípodas, reinos inaccesibles a los antiguos. No recorrió tanta tierra ni mar Alcides, como tú, que atraviesas todas las tierras, todos los mares. Si recordara, César, tus restantes grandiosas gestas, superaría la obra ingente de Marón y la mayor de Homero.]
Vrbs Balearis antiquitus dicta Palma
Augurio magno tendes hinc Caesar in hostes,
Significat palmam nam tibi Palma fore.
[La ciudad balear antiguamente llamada Palma. De aquí te dirigirás con un gran augurio hacia los enemigos, César, puesto que Palma significa que tendrás una palma.]
Duio Carolo V, monarch[a]e inuicto, a Christo Deo uero ad deuicendos uniuersos hostes suos destinato principi. Dicatum prognosticon a Iacobo Romagnano Balearico.
Si quod ab aethereo demissum numen Olympo
uatibus inspirat pectus et ora mouet,
Europe atque Asia tibi cedent Afraque regna,
Caesar, et imperium claudet uterque polus.
Iamque senescenti surgunt noua saecula mundo,
orbe parant toto prospera fata uiam.
Iam te Turca ferox metuit, formidat [sic] Arabique.
Te Iudea tremit, te pauet Armenius
famaque Niliacas iam nunc tua territat urbes
armaque iam domitant regna sub orbe sita.
Imperio h[a]ec totumque tuo mundum subiturum,
mire agnomen aui signa dat ecce tui,
catholicum dici quem magno cum omine regem
sacrorum Antistes maximus instituit.
Quod ne fortuito quisquam, aut sine numine diuum
euenisse putet, uox erit indi[c]tio.
Nam si Catholici repetatur nominis ortus,
publicus et cunctis qui dominetur, erit.
Huius, tu, regni el successor nominis alti
cum sis, h[a]ec statuunt iuraque fasque tua.
Regi catholico regnum generale parandum est,
quam magnum ut nomen, tam sit et imperium.
Primus, ad hoc ualidum, tuus, ingens gloria gentis,
Hesperiae auspicium fecit et auxit auus.
At te iam mediis h[a]ec ad fastigia constat
ire uiis, cedit terra subinde tibi.
His ego (si qua mouent uatum praesagia mentem)
auguro cuncta tua sub ditione fore.
Quanta, per Italiam, et quot bella euiceris omnem,
respice, cognosces quid tibi fata parent.
Quid referam partumque decus, magnumque triumphum,
Pannonio Turcam quum procul orbe fugas?
An dux Parthorum deiectus ab arce Tuneti,
et capta urbs etiam gloria parua tua est?
Consilio praestans, felix et maximus armis,
auspice bella deo lataque regna geris.
Dotibus his tantis, quidquam Fortuna negare
si uelit ipsa, nequit sicque secunda tibi est.
Cuncta haec concurrunt, ut coniectura probetur
nostri uaticini certius esse rata;
multaque praeterea, quae prudens transeo, signant
quem dixi finem, summe Monarcha, tibi!
Quare nil dubites inuadere, belliger, hostes,
omnes peruinces, sic statuente deo.
[Al divino Carlos V, monarca invicto, príncipe destinado a vencer todos sus enemigos por Cristo, dios verdadero. Pronóstico dedicado por Jaime Romanyà, balear]
[Si enviado del celestial Olimpo un numen inspira el corazón de los vates y mueve sus labios, Europa, Asia y los reinos africanos caerán ante ti, César, y ambos polos circundarán tu imperio. Ya surge una nueva generación en un mundo que declina, por todo el orbe prósperos hados preparan tu camino. Ya te teme el horrible turco y los árabes tiemblan. Judea se estremece ante ti, y el armenio te tiene pavor. Tu fama aterra ahora ya a las ciudades del Nilo y tus armas avasallan ya a los reinos situados bajo el orbe. Éstos y el mundo entero se someterán a tu mando. He aquí que da señas admirablemente el sobrenombre de tu abuelo a quien con gran acierto el Sumo pontífice llamó «Rey Católico». Que nadie crea que ello ha sucedido por azar o sin la aquiesciencia divina, el vocablo será la prueba. Pues si se reivindica el origen del término católico será universal y el que domine a todos. Por ser tú el sucesor de este reino y nombre insigne, los derechos humanos y divinos establecen estas tus prerrogativas. El reino universal ha de disponerse para el rey católico, para que cuanto más grande sea el nombre tanto lo sea también el poder. Para ello primero tu abuelo, gloria inmensa de su linaje, robusteció la autoridad de Hesperia y la acrecentó. Pero es sabido que tú vas ya por los caminos de en medio hacia estas cumbres, inmediatamente cede la tierra ante ti. Con éstos yo (si algunos presagios mueven el pensamiento de los vates) auguro que todo está bajo tu poder. Observa cuántas y cuán grandes guerras has ganado a lo largo de toda Italia; sabrás qué te depara el destino. ¿Qué decir del honor obtenido y del gran triunfo al poner en fuga al turco lejos del mundo panonio? ¿Acaso el general de los partos, expulsado de la fortaleza de Túnez, y la ciudad tomada son también una pequeña gloria tuya? Excelente en el consejo, afortunado y el más grande en las armas, diriges guerras y vastos reinos bajo la protección divina. Con estas dotes tan grandes si la misma Fortuna quisiera negarte algo, no podría, y por lo tanto te es favorable. Todos estos hechos confluyen para demostrar que la predicción de nuestro vaticinio es más segura. Además muchos hechos que prudentemente omito, señalan el fin que para ti he mencionado, monarca supremo. Por esta razón no dudes en atacar, belicoso, a los enemigos, a todos ganarás, así Dios lo ha decidido.]

Referencia: 12-501-01
Página inicio: 501
Datación: 23/11/1806
Página fin: 514
Estado: publicado