Francisco Pérez Bayer

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D. F[rancis]co P[ére]z V[ayer]r, V[alencia]no.
Pícaros hay con fortuna, dice un refrán, y pícaros hay sin ella. El héroe de este pequeño apuntamiento no es de los últimos.
Apareciose en Salam[an]ca por los años de [blanco], y un poco de habilidad para rascar el violín hizo que le tomas[e] en su casa D. N. Contreras, arced[ian]o de Alba, hombre de buena pasta, aficionado a [de la] música y mucho más de bureos y francachelas. El músico para las de su casa era nuestro v[alencia]no.
Captó por este medio las gracias de un patrón que, deseoso de darle a ganar algo que [sic], logró enjaretarle en la opinión de sus comp[añer]os como hombre inteligente en letra antigua y, sin más ni más, se le dio comisión para arreglar el archivo de la catedral, que desempeñó bien, o mal, pues para el caso lo mismo es.
Vaca entretanto la cátedra de lengua hebrea, perteneciente por rigorosa de post[ur]a a persona que entendiese algo de jeroglíficos. Mostrose pretend[ien]te cierto fraile mercenario, pero B[aye]r quiso también echar su c[uar]to a espadas y salió a la palestra. El fraile alegaba en su favor su gran pericia en leer y escribir la letra coral o de los libros de coro. Pero, B[aye]r que había acreditado que podía poner en buena letra corr[ien]te la de los pergaminos de más [de] doscientos años de f[ec]ha, pretendía aspirar con mayor derecho. Así debía ser porque el partido de los colegiales, atraído en su favor por Contreras, logró en la Univ[ersida]d y en el cons[ej]o que se hiciese a su violinista catedrático de hebreo. He aquí cómo la Prov[idenci]a, que abre las bocas de los mudos, habilitó en un instante a este músico aventurero para leer de corrida las monedas samaritanas.
Aunque no sea éste el lugar de su historia donde tocaba hablar de la especie de ciencia infusa que tiene nuestro héroe, no puedo callar que, andando el tiempo, llegó a escribir un tratado sobre estas monedas, lleno de plagios y mentiras, aunque sostuvo, sin creerla, la genuinidad de los siclos, con gran risa de los eruditos anticuarios de allende el Pirineo.
No lo digo por tanto, sino porque de esta obra le pareció enviar un ejemplar muy bien encuadernado a la Universidad de Salamanca, solicitando por bajo de mano que se le recompensase este favor. No le pudieron ayudar los colegiales en el Claustro, porque había dado ya con ellos de costillas, como diremos después, pero ayudáronle los frailes. Acordose colocar su retrato en la biblioteca, donde no existían los de Ciruelo, Covarrubias, Cantalapiedra, Sánchez, Chacón ni otros hombres célebres hijos de aquella sabia escuela, colocose empero sólo el de nuestro hebreo samaritano. Hízole Jura, y aunque malo, bastante bueno para quien es mi P[resident]e. Sin embargo, llevó por él 500 p[eso]s alias 7500 reales de vellón sin descuento.

Referencia: 12-537-01
Página inicio: 537
Datación: 0000
Página fin: 538
Estado: publicado