Excelentísimo señor:
Dirijo a V. E. la adjunta representación que con oficio de 1. º del corriente pasaron a mis manos los profesores de náutica y matemática de este Real Instituto.
Su instancia me parece tan fundada en justicia como digna de la protección de V. E. puesto que solo aspiran al goce de los socorros dispensados por punto general a los pilotos destinados a la enseñanza de otras escuelas náuticas; y yo no puedo persuadirme a que los magisterios de este Real Instituto, serán reputados por V. E. menos estimables, ni menos penosos que aquellos; cuando el uno debe abrazar los elementos de astronomía y demás ciencias análogas a la navegación, y el otro los de todas las matemáticas puras, y aun los de dinámica.
Los pilotos destinados a Santander, Coruña y otras escuelas, no solo gozan sobre la asignación de los consulados los dos tercios de su sueldo, sino que han sido distinguidos por V. E. con los grados de su clase, a que se hicieron acreedores, y yo no puedo creer que V. E., fundador y protector de nuestro Instituto, le niegue esta distinción, y a sus maestros este estímulo, dejándolos de peor condición que los demás. La dotación que les está señalada, será siempre corta e insuficiente, sin el auxilio de los dos tercios de su sueldo, y V. E. sabe que solo en este concepto la juzgué yo proporcionada al honor y fatiga de sus empleos, en el papel de reflexiones que dirigí a V. E. en 23 de julio de 1793, y que obtuvo su superior aprobación.
Por último, señor, el esmero con que he procurado establecer, y el aprovechamiento con que sigue la enseñanza de este Instituto, de que enviaré a V. E. luego muy distinguidas pruebas; y sobre todo el concepto de sobresalientes que me obligó a escoger a estos profesores entre otros muchos para dirigirla, me hacen esperar no solo que V. E. les dispensará los socorros que otros disfrutan, sino que además los premiará y adelantará según mérito, extendiendo hasta ellos aquella benigna protección con que ha distinguido siempre un establecimiento que es hijo de su celo público, y de su amor a las ciencias: así lo pido y espero, rogando a Nuestro Señor guarde su vida muchos años.
Gijón, 27 de setiembre de 1795
Excmo. señor
Beso la mano de V. E., su más atento rendido servidor, Gaspar de Jovellanos.
Excmo. bailío Frey don Antonio Valdés.