Excelentísimo señor:
Por Real Orden de julio 19‑1797 se dignó S. M. conceder para el nuevo edificio del Real Instituto Asturiano una consignación de 60 mil reales de vellón sobre la dotación del río Nalón, pagaderos en un año, y a razón de cinco mil reales cada mes.
Con este auxilio y los demás fondos de que di cuenta a V. E. en representación de mayo 16‑1798 se dio principio a la obra con arreglo a los planos que hizo para ella el primer arquitecto de S. M. don Juan de Villanueva, y se continuaron los trabajos con la mayor actividad.
A mi llegada aquí, vuelta mi atención a este objeto, hallé que todo el edificio estaba ya fuera de cimientos, y construida una parte de su zócalo con buena dirección y la necesaria economía. Pero hallé también que el repentino aumento de precios en materiales y jornales, hará que a pesar de la estrechísima economía que he establecido en esta obra, supercrezca mucho su costo al cálculo formado y a los fondos adquiridos para su ejecución.
En consecuencia no puedo dejar de representar a V. E. la necesidad de que se continúe a esta obra la consignación de cinco mil reales cada mes sobre los fondos del río Nalón por todo el tiempo que durare, o por el que fuere del real agrado.
Nada perderá en esto aquella empresa cuyas obras, sobrantes en fondos, y actualmente suspensas, gozan de más de 130 mil reales de mesada, y podrán por consiguiente pagar esta ligera consignación sin el menor perjuicio.
Por esto, por la importancia de la obra y por su misma analogía con el objeto de aquella empresa (pues que el Instituto se ha erigido para criar buenos mineros y buenos pilotos), parece que es muy acreedor a este socorro, y que se le puede dispensar sin perjuicio alguno.
Espero de la benigna protección con que V. E. fomenta este establecimiento que haciéndolo todo presente a S. M. se dignará inclinar su real ánimo a la dispensación de esta gracia.
Dios Nuestro Señor guarde a V. E. muchos años.
Gijón y diciembre 29 de 1798
Excmo. señor Gaspar de Jovellanos.
Excmo. señor don Juan de Lángara.