Notas a los apéndices a la Memoria en defensa de la Junta Central. Cuarta nota

Comienzo de texto

Comienzo de texto: La priesa con que se escribió esta representación, y la falta de libros, nos hicieron caer en un anacronismo, que la buena fe

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La priesa con que se escribió esta representación, y la falta de libros, nos hicieron caer en un anacronismo, que la buena fe exige que deshagamos aquí. El infante de Antequera no presidió las Cortes de Madrid en 1390, en cuyo tiempo estaba aún en la edad pupilar, así como su hermano Enrique III, de cuya tutoría se trató entonces. Las Cortes que presidió fueron las congregadas en Toledo en 1406, hallándose su hermano enfermo de la dolencia de que falleció durante ellas.
Pero deshaciendo nuestra equivocación, no debo omitir que estas últimas Cortes, no sólo fueron señaladas por el concurso grande de todos los estados, como dice Mariana, y porque en ellas se disputó largamente sobre el valor del testamento del Rey y la confirmación de los tutores que nombrara para su primogénito, sino por un hecho harto notable en nuestra historia, en el cual se vio la grande extensión que los miembros de los tres brazos reunidos daban al poder y derechos de su representación. Después de largas discusiones sobre estas materias, un partido poderoso y bien apoyado, fomentando el descontento que había excitado en el reinado anterior la creación de corregidores, con despojo del derecho que tenían los pueblos para nombrar sus magistrados, y so pretexto de las nuevas turbaciones y peligros con que amenazaba la larga tutela de un rey niño de veinte y dos meses, obtuvo que se ofreciese la corona a su tío el infante don Fernando. Un poco de ambición y de condescendencia de parte de este príncipe la hubieran asegurado en su cabeza; pero su heroica virtud la desechó con aquella memorable respuesta, que le dio más gloria de la que pudieran darle todas las coronas de la tierra: «La ambición y la codicia (dijo, respondiendo al condestable de Castilla, que le hablaba a nombre de las Cortes) no son bastante poderosas sobre mí para arrastrarme a la inhumana y bárbara acción de robar la corona a un inocente huérfano, que hijo de mi difunto hermano.»

Referencia: 11-806-01
Página inicio: 806
Datación: 0000
Página fin: 807
Estado: publicado