Plan de una defensa nacional (fragmento)

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… golpe de mano y volver a la primera posición. Así es como le iríamos poco a poco quebrantando; así como por tan largo tiempo se defendió la guerra del Vandée, sólo terminada por pactos engañosos; y así como la Calabria y la Pulla defienden todavía su independencia.
Lo quinto, porque establecido este sistema de defensa y reemplazo, es claro que (nuestra fuerza) crecerá al mismo paso que la del enemigo mengua y se deshaga; porque es tan difícil que él pueda traer más fuerzas que las que trajo a España, como fácil que nuestros pueblos acudan con la suya a donde vean amenazada su libertad más de cerca.
Lo sexto, porque este sistema de defensa es más compatible con el levantamiento de toda la nación en masa, y más combinable con él, puesto que los pueblos de las varias provincias podrían contar siempre con la protección cercana de algún ejército, y a su sombra armarse con toda especie de armas, cortar los caminos, cerrar las calles y avenidas, asaltar las partidas sueltas y forrageadoras, interceptar comboyes, y en fin, hacer alguna especie de guerra que tan molesta y mortífera es a un enemigo introducido en el corazón de un gran país. Y tal el carácter de la guerra nacional en que cada hombre, debe ser soldado.
Lo séptimo, porque en este sistema toda la caballería que tenemos se podrá dividir en partidas de guerrilla y campos volantes destinados a los objetos que acabamos de indicar, a la protección de los pueblos, a la seguridad de los caminos y transportes de víveres, y a en fin, a causar al enemigo todo el daño y molestia que pudiesen, que no sería poca, puesto que estas guerrillas podrían siempre guarecerse en alguno de nuestros ejércitos si fuesen atacadas de fuerza superior, y cuando no, caer saltuariamente sobre sus partidas sueltas, destacamentos, avanzadas y grandes guardias.
Si este sistema mereciese aprobación, y fuese adoptado, en vez de reunir grandes masas de fuerza, sería necesario dividir las que tenemos reunidas en ejércitos de una fuerza mediana, colocarlos en las sierras y montañas, situarlos en puntos importantes, y en que pudiesen ayudarse y darse la mano, proveerlos de la artillería y defensas necesarias, poner a su frente los oficiales más activos y arrojados, sin pararse en graduaciones, formar almacenes para la provisión de cada uno, fortificar los puntos en que estableciesen sus cuarteles o campos y, en fin, organizar en el todo, y en sus partes, el sistema de guerra de montaña, por todos los medios que sugiera el arte militar, y que merecen una discusión separada y un examen más reflexivo, cuanto dél puede pender la salvación de nuestra patria.
Sevilla, 20 de enero de 1809.
Gaspar de Jovellanos.

Referencia: 11-152-01
Página inicio: 152
Datación: 20/01/1809
Página fin: 153
Lugar: Sevilla
Destinatario: Junta Central
Manuscritos: Biblioteca Jovellanos (Gijón), Papeles de Jovellanos
Observaciones: Inédito. Copia de Julio Somoza.
Estado: publicado