Sobre el vocabulario del dialecto y el diccionario geográfico de Asturias

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[…] público, a quienes entonces la propuse, la miraron con el mismo desaliento, y ahora mismo, en medio de más favorables circunstancias, todavía alguna secreta desconfianza lucha con el ardiente celo y con las nobles esperanzas que mueven mis labios. Con todo, yo he pesado con demasiada exactitud esta dificultad y meditado con demasiada atención los medios de vencerla, para sacudir todo temor. Estos medios me han parecido tan fáciles como seguros, y tales espero que los hallaréis, si me hiciereis el honor de prestarme alguna atención.
Es mi idea que nuestra reunión empiece sus trabajos por dos empresas fáciles, a saber: por la formación de un Vocabulario del dialecto de Asturias y de un Diccionario geográfico de nuestro Principado. He llamado fáciles estas empresas, no porque su perfección no requiera mucha aplicación y trabajo, sino porque esto sólo requieren. Porque todos los medios de alcanzarlas están en nuestra mano y porque si de veras queremos, se prestarán fácilmente a nuestra aplicación. Permitid que os lo exponga con brevedad.
Dos solos pueden ser los objetos de nuestro trabajo: el primero, recorrer las noticias necesarias para formar nuestros Diccionarios; el segundo, ilustrarlas. El primero es muy fácil, porque estas noticias son de hecho: andan a todas horas entre nosotros. No están encerradas en las bibliotecas ni archivos, sino en el gran libro de la naturaleza, ni hay necesidad de leerlas ni estudiarlas, sino que, presentándose a todas horas a nuestro oído y nuestra vista, se trata sólo de recogerlas, apuntarlas y traerlas al depósito de nuestra academia.
¿Quién es el que con un poco de aplicación no pueda hacer este trabajo? El dialecto asturiano que tratamos de recoger es la lengua viva de nuestro pueblo; todos le mamamos, por decirlo así, con la primera leche; va pasando tradicionalmente de padres a hijos y se continúa de generación en generación.
¿Quién es el que no lo habló en su primera edad?¿Quién el que no lo habla todos los días con el criado, el labrador, el menestral?¿Quién, al fin, el que presente, no se complace en ejercitarlo, y ausente de su patria, en recordarlo y oírlo? Basta, pues, un poco de diligencia para recoger y apuntar sus palabras, un poco de atención para distinguirlas y un poco de meditación sobre la significación de cada una, para definirlas exactamente. Para esta operación no se necesita ni grandes conocimientos ni inmensa lectura. Cada uno la puede desempeñar a cada instante, y con un cartón y un lapicero en la mano, en casa, en la calle, en el paseo, en el campo, podemos enriquecer todos los días este precioso tesoro.
¿Y qué diré del Diccionario geográfico? Sin duda que requiere más aplicación y más trabajo, pero acaso esta es la sola dificultad que presenta. Su materia es más copiosa, pero está también a nuestra vista y nuestra mano. Se trata de recoger una noticia exacta de los concejos en que se divide nuestro Principado, de nuestras costas, poblaciones, nuestros montes, nuestros ríos, y de todos los puntos geográficos que encierra cada uno; materia al parecer inmensa, pero de que se puede fácilmente hacer una inmensa cosecha si se solicitare por muchas manos y se recogiese con alguna atención por los que están favorecidos de la situación local. Así que, si serán necesarios más tiempo y más trabajo, también será más precioso y colmado el fruto.
Bien sé que no bastará recoger las noticias de hecho que se refieren a uno y otro objeto para completar nuestro deseo y el del público. Compilarlas, ordenarlas, ilustrarlas, pide más detenida meditación y más largo estudio. Nosotros no juntaremos este tesón para sepultarle. Formando el Vocabulario y el Diccionario Geográfico de Asturias debemos aspirar a publicarlos y enriquecer algún día con ellos la literatura española, y este designio en una época en que el amor a las letras cunde por todas nuestras provincias, en que el buen gusto renace por todas partes y en que la crítica ejerce por todas partes con más libertad sus derechos, nos impone una gran obligación. Por estas obras se medirá nuestra instrucción y nuestra diligencia y de ella penderá nuestra reputación, y como la opinión pública es el apoyo y la ruina de todas las instituciones literarias, ella [Interrumpido].
¿De qué serviría un Vocabulario asturiano si no fuese ilustrado con la etimología de sus voces para conocer su origen y derivación, con exactas definiciones de ellas para dar a conocer su verdadera significación, y sin la calificación de ellas para exponer la sintaxis propia del dialecto a que pertenecen? ¿De qué la indicación de las palabras geográficas, si no se ilustrasen con las de historia natural y civil y económica que pertenecen a cada una?
Y ved aquí indicado el término adonde yo quiero que aspiremos, por medio de tan sencillos trabajos. Ellos nos deben conducir insensiblemente a la alta empresa de escribir algún día la historia de nuestra provincia. El conocimiento de su dialecto y geografía serán por sí solos de gran auxilio para la inteligencia de sus antiguos diplomas. El cuidado de ilustrar uno y otro habrá excitado el deseo de reconocerlos, y a éste seguirá el empeño de buscarlos en nuestros antiguos archivos y sacarlos a la luz de entre el polvo y obscuridad en que yacen. ¿Y qué fruto no esperaremos de las investigaciones geográficas? Cuando conociéremos la raíz y dirección de nuestros montes, el origen y curso de nuestros ríos, la extensión y la materia de nuestras vegas, ¿qué gran cimiento no habremos echado para el edificio de nuestra historia natural? Y si el cielo, bendiciendo nuestros esfuerzos, hiciere salir de nuestro seno jóvenes aventajados en los estudios físicos y capaces de analizar y distinguir las tierras, las piedras, los fósiles y minerales que la naturaleza tiene encerrados en las entrañas de Asturias, ¿cuánta ilustración no podremos esperar para nuestra obra?
Transportada la idea a tan alto término, sin duda que se abre a nuestra vista una gran y magnífica perspectiva, pero también un camino no menos áspero y difícil. Mas no por eso debemos desmayar. Si la empresa es larga, si es superior a los días que podemos prometernos, no importa; no hay que desmayar; lo que nosotros no acabaremos, lo acabara otra generación más venturosa y no será tan ingrata que no ceda a nuestra memoria alguna parte de la gloria que alcanzare. ¿Y qué no puede alcanzar la aplicación y la constancia? ¿Qué no el orden y el método a los trabajos? Para facilitarlos, he formado yo dos Instrucciones que tendré el gusto de exponer a nuestra vista. Su examen será nuestro primer trabajo; ellas se perfeccionarán con vuestra meditación y vuestro consejo, etc..
[Finaliza aquí]

Referencia: 09-259-01
Página inicio: 259
Datación: 0000
Página fin: 262
Estado: publicado