Esta técnica permite la resección radical y completa en zonas de difícil accesibilidad, con una tasa de supervivencia similar a la de la cirugía abierta (Abordaje paraláteronasal y resección creaneofacial), pero con menor morbilidad. Las complicaciones aumentan según el tamaño del tumor extirpado y el área de apertura de la duramadre. Entre las complicaciones más frecuentes estarían la infección, por lo que debería realizarse siempre profilaxis antibiótica y la fístula de LCR. Por este motivo, debe realizarse siempre una reconstrucción y sellado para impedir la salida de LCR o el paso de microorganismos hacia el cerebro, con el consiguiente desarrollo de una meningitis.
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Tumoración maligna en techo de fosa nasal (Adenocarcinoma).
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Extirpación de la lámina cribosa.
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Extirpación de la duramadre. Se observa tejido cerebral.
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Defecto quirúrgico de techo de fosa nasal, con aspirado de LCR.
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Reconstrucción del defecto con fascia lata de banco de tejidos (homóloga).
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RNM Coronal en T1 con gadolinio. Se observa la reconstrucción del techo y el defecto quirúrgico en la fosa nasal.
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Extirpación de adenocarcinoma por CENS (6 Mb.)
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Cierre de fístula de LCR. (5 Mb.)
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