López Otín, en la presentación de su libro «Egoístas, inmortales y viajeras»: «Hoy es más fácil sobrevivir al cáncer que sucumbir a él»

«Es la manifestación más extrema de la vulnerabilidad humana», ha afirmado el científico en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA
Oviedo | 23·11·21

Hoy es más fácil sobrevivir al cáncer que sucumbir a él». Así loa ha afirmado esta tarde el científico Carlos López Otín en la presentación de su último libro “Egoístas, inmortales y viajeras” (Ediciones Paidós) . El acto tuvo lugar en el Club Prensa Asturiana, como parte de la VI Semana de la Ciencia “Margarita Salas” de LA NUEVA ESPAÑA.

Además de su obra, López Otín, el científico más destacado de Asturias y uno de los más citados del mundo en la rama sanitaria, habló sobre el cáncer. «Cuando nos toca el cáncer es como un tsunami. Genera miedo. ¿A qué? Primero, a lo desconocido. Segundo, al tratamiento. Es paradójico que el tratamiento en lugar de ayudar, pensemos que nos quiere arrebatar la vida. Y tercero: a la muerte», ha diseccionado.

También ha destacado la necesidad de seguir investigando este proceso celular. «El cáncer hereditario es el minoritario, pero tenemos que resolverlo. Es un problema intelectual o de falta de información o de miedo a la información que no lo resolvamos en mucha mayor medida que ahora».

En palabras de Otín, «a 31 de diciembre habrán muerto en España 10.000 personas y en el mundo, 10 millones. Es decir, tanto como perder Londres o Suiza»: «El cáncer es la manifestación más extrema de la vulnerabilidad humana».

Mañana, la VI Semana de la Ciencia “Margarita Salas” de LA NUEVA ESPAÑA estará protagonizada por María del Carmen Domínguez, más conocida como Karmenka, profesora de Matemáticas en la Universidad de Salamanca y glacióloga. Gracias a los números ha desarrollado un método único en el mundo para medir el avance del cambio climático en los glaciares. Natural de Oviedo, es cofundadora de la asociación científica Glackma. Su ponencia, que lleva por título “Los glaciares ya nos habían alertado», dará comienzo a las las 19.30 horas. Se celebrará en el Club Prensa Asturiana, y podrá seguirse de manera presencial y a través de lne.es.

López Otín: «Lo milagroso es no tener cáncer»

Otín, que sufrió una fuerte depresión en 2018, a raíz de una campaña de acoso –la Universidad tiene actualmente un “procedimiento abierto”– que derivó en la retirada de ocho artículos científicos, no quiere entrar en esta entrevista en cuestiones personales. Cuando, asegura, “el libro va de una enfermedad que le cuesta la vida a más de 100.000 españoles cada año y a unos 10 millones en el mundo”. En las líneas que vienen a continuación el investigador, que es miembro del Consejo Científico Asesor de Química del Nalón, uno de los seis patrocinadores de la VI Semana de la Ciencia, confiesa que la “trilogía de la vida” –la que conforman este libro y los dos anteriores: “La vida en cuatro letras” y “El sueño del tiempo”– le ha aportado “serenidad personal y conocimiento”.

–¿Por qué “Egoístas, inmortales y viajeras”?

–El título es una metáfora de las características fundamentales de las células tumorales. El cáncer causa la transformación celular, en virtud de la cual una célula normal se convierte en una entidad egoísta que crece sin freno; inmortal que desoye las señales de muerte recibidas por las células dañadas; y viajera, capaz de abandonar su tejido de origen y colonizar otros territorios para formar las metástasis.

–En su libro cuenta que ya los dinosaurios padecían tumores. ¿Cuál es el origen del cáncer entonces?

–El cáncer no representa una epidemia reciente de las sociedades modernas, sino que tiene una historia muy antigua que hunde sus raíces en épocas muy remotas de la biografía del mundo. El cáncer surge cuando hace más de mil millones de años, la complejidad biológica se multiplica y se produce una lenta transición de organismos unicelulares muy sencillos a organismos pluricelulares tan complejos como las plantas y los animales. En este proceso evolutivo darwiniano se asumieron algunos riesgos y aceptamos algunas imperfecciones biológicas. En ellas está el origen de los procesos tumorales malignos.

–Usted que conoce bien esta terrible enfermedad, ¿tiene miedo al cáncer?

–No. Acepto la enfermedad, el cáncer y todas las demás patologías que nos afectan como parte consustancial de la vida. Siempre digo que lo asombroso es estar vivo, lo milagroso es no tener cáncer. Ojalá tarden en llegarme unos u otros males, pero soy muy consciente de que la enfermedad a todos nos alcanza y a todos nos iguala. Me duele infinitamente la muerte a destiempo y me resulta intolerable que nuestra ignorancia actual en muchos aspectos de la Oncología no permita curar los tumores de algunos niños que no han tenido ni siquiera el tiempo suficiente para soñar su futuro. Sus nombres siguen resonando en mis oídos. Pero miro al pasado y veo que el progreso ha sido extraordinario. Por ejemplo, en las leucemias infantiles, las tasas de curación son elevadísimas, y en muchos otros tumores sucede lo mismo. Por eso, miro lejos con confianza, la que proporciona el saber que el estudio y el conocimiento nos hace mejores como individuos y como sociedad.

–¿Somos nosotros, los humanos, culpables de que el cáncer sea hoy tan agresivo?

–No somos culpables de su mayor o menor agresividad, pero sí de que haya más casos de cáncer que en el pasado lejano y cercano, tanto por el daño que nos provocamos a nosotros mismos como por el que generamos en el entorno que nos acoge.

–¿Qué podemos hacer en nuestro día a día para esquivar a este “monstruo”?

–Prevenir para vivir, ese es el mantra bien conocido, pero tan olvidado. Seguir las pautas mil veces repetidas sobre alimentación sana y natural, ejercicio físico moderado y continuo, y un tercer pilar en el que insisto muchísimo: evitar todo tipo de toxicidad, desde fumar o consumir otros productos tóxicos, hasta la generada por los virus sapiens, o sea, la provocada por algunos humanos sobre otros miembros de su misma especie.

–¿Qué futuro dibuja para el cáncer? ¿Podemos ser optimistas?

–Un futuro optimista basado en el conocimiento y en la colaboración de todos, no solo los profesionales sanitarios. Debemos comenzar ya de una vez a tratar de ser más corresponsables de nuestra propia salud.

–En el apartado de agradecimientos de su libro aparece la Reina Letizia…

–Sí, Letizia Ortiz, una más de mis muchos alumnos externos, muy inteligente y muy interesada desde hace muchos años en entender las claves de la salud desde una perspectiva científica. Forma parte de ese pequeño grupo de personas que por su interés genuino leyeron el primer manuscrito de este libro y me enviaron comentarios muy útiles para mejorarlo.

–Con esta publicación cierra lo que llama la “trilogía de la vida”. ¿Qué le ha aportado su escritura?

–Me ha aportado serenidad personal y conocimiento. Especialmente, el que me han regalado los muchos miles de personas que leyeron mis libros, me escucharon durante las charlas de presentación y, después, compartieron conmigo sus propias historias, sus preocupaciones, sus dificultades, sus anhelos y también sus buenos momentos. Ha sido un gran privilegio, comparable al que percibo cada mañana cuando llego a una de las aulas de la Facultad, cierro la puerta y el mundo entero se reduce a un grupo de alumnos que quieren aprender y a un profesor que intenta enseñar.

–¿En qué investigación/es se encuentra ahora inmerso su equipo?

–Las dos grandes líneas de investigación de nuestro laboratorio sobre cáncer y envejecimiento se mantienen y se mantendrán cuando yo ya no esté. Son problemas inabarcables e interminables porque forman parte de nuestra esencia biológica, no se erradicarán mientras haya componente biológico en nuestro cuerpo y no seamos esos robots que nos anuncian que seremos. Nosotros y muchos otros tratamos de avanzar en la comprensión de estos procesos naturales, para evitar esa muerte a destiempo de la que hablaba al principio. Además, y por pura responsabilidad social, estos últimos meses hemos trabajado intensamente en un proyecto sobre aspectos mecanísticos de la infección por el virus causante de covid-19.

–Antes de que finalice el año, a la Universidad de Oviedo se incorporarán investigadores internacionales gracias a las ayudas María Zambrano y al plan de atracción de talento “Margarita Salas”. ¿Buenas noticias, no?

–Por supuesto, toda mi vida he trabajado y me he comprometido con la idea de que el futuro está en el talento de los jóvenes. Y como el talento es el bien mejor repartido en el planeta, en Asturias no podemos desaprovecharlo. Agradezco públicamente al consejero Borja Sánchez su claro compromiso en este sentido, y también que escuche la voz de estos jóvenes investigadores que, como debe ser, no quieren ser complacientes con lo que todavía es insuficiente.

Fuente: La Nueva España – Leer noticia

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