Elegía compuesta por un tal “Dr. Eduard Sommer” para ensalzar la figura del emperador Francisco, presentado como garante absoluto de la paz, la justicia y la fe. La monarquía une y protege al pueblo, por lo que éste le rinde pleitesía. Esta actitud es parcialmente extrapolable a la España del Trienio, dividida entre partidarios del viejo orden absolutista y del nuevo orden constitucional.