Monumento comisionado por Napoleón para celebrar las victorias de la Grande Armée, el Arco del Triunfo de l’Étoile permaneció inacabado a la caída del Imperio. En noviembre de 1823, acogió las festividades oficiales dedicadas a la victoria del ejército francés en España, y Luis XVIII lo transforma en lugar de glorificación del ejército borbónico. En este contexto de exaltación militar escribe Victor Hugo esta oda dedicada al Arco del Triunfo.