El poeta repasa en su oda la situación de Europa a comienzos del año 1821, comparando el estado de paz y armonía que se respira en algunos países, como España y Portugal, tras la victoria de los gobiernos liberales – estado definido por el autor como “la calma del león”- con el enrarecido clima de Italia, para la que vaticina, con pesar, una derrota inminente, aunque también presagia que el resto de países, entre ellos Francia e Inglaterra, están alerta sobre el incierto futuro que les depara.