El autor, camuflado en forma de égloga, y utilizando como protagonistas a los personajes virgilianos Tirsis y Melibeo (protagonistas también de obras de otros grandes escritores españoles, como Cervantes o Quevedo), muestra su máxima desolación tras la sublevación de la Guardia Real española, en 1822, que pretendía acabar con el gobierno constitucional, restaurando el régimen absolutista, ansiando que en España se siga manteniendo la calma y el júbilo del pueblo.