En el momento de la llegada a Lisboa de la infanta María Teresa de Braganza, princesa de Beira, venida desde Brasil y de paso hacia España, el día 17 de agosto de 1822, fueron colocados tres arcos triunfales donde se podían leer los versos citados. La presencia de la hija de Dª Carlota Joaquina y de D. João VI, presentada con un ejemplar de la Constitución, la convertía en un símbolo de las nuevas conquistas en Portugal y a este en un ejemplo a seguir por España.