BIOCANT1: de profundis

A medida que el final de la campaña se aproxima y el tiempo mejora, la eficiencia de muestreo aumenta y el trabajo se acumula. El Sarmiento es ahora mismo un rastreador frenético del fondo del Cañón de Avilés. En el último post, había prometido resumir el resultado de nuestro lance más profundo: una draga Agassiz a 4700 m de profundidad. A uno le gustaría imaginarse que en esos fondos los únicos pobladores son seres casi míticos, que viven en unas condiciones extremas. Si nuestra draga es representativa de las grandes llanuras abisales del Golfo de Vizcaya, he de decir que, efectivamente, estos animales sufren la extrema molestia de…la basura humana. La foto de abajo muestra la gran cantidad de plásticos que contenía el copo de la Agassiz, que nos confirma que estamos de lleno en el Antropoceno profundo. Esta pesca, realizada a 33 millas de la costa y casi 5000 m de profundidad, es la primera en la que aparece trozos de carbón y escoria y grandes catidades de madera, lo que indica que las corrientes en el interior del cañón deben ser más rápidas y poderosas de lo que nos imaginamos.

Por supuesto, los plásticos no eran lo único que contenía la Agassiz. Había una gran expectación, como se puede comprobar en la foto de más abajo, sacada pocos segundos después de salir el copo a cubierta. Como se puede ver, donde hay acción, nuestro videodocumentalista Chachero es el primero.

La pesca no ha sido abundante, pero los animales que han salido qualifican todos dentro de la categoría de “marcianos”. El rey de la noche ha sido este pulpito orejudo de profundidad, probablemente del Suborden Cirrina.

Lo demás, os lo podésis imaginar: una larga noche dedicada a que todos éstos organismos queden disponibles para la ciencia. Por ejemplo, haciéndoles fotos. Aquí vemos a Sonia González recibiendo instrucciones de Axayacatl Molina sobre qué partes de un animal deben de aparecer en la foto, de forma que facilite su identificación taxonómica y como reportaje acompañante a un análisis genético de “barcoding”. Al fondo, nuestro estudiante chileno José Rojas, cansado después de muchas horas de actividad.

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