Myceligenerans cantabricum, una nueva actinobacteria barotolerante aislada de un coral profundo

Gloria, durante los muestreos de BIOCANT 3 en los que se aisló M. cantabricum
Gloria, durante los muestreos de BIOCANT 3 en los que se aisló M. cantabricum

Ha salido recientemente el artículo de Aida Sarmiento-Vizcaíno, en el que firmo como coautor. Es una colaboración inesperada que surgió durante el proyecto BIOCANT, pero que abre nuevos caminos en la exploración de la biodiversidad marina. Antaño se creía que éstos organismos productores de moléculas antitumorales y antibióticas eran típica y exclusivamente terrestres. Ahora empieza a verse que son prácticamente ubicuos tanto en la atmósfera como en los mares, incluyendo las grandes profundidades abisales. Es probable que establezcan algún tipo de simbiosis con sus huéspedes, y que ésta relación tenga un cierto grado de especificidad. Es decir, que a cada especie de huésped (corales, estrellas de mar, etc,..) le correspondería una o varias especies de actinomicetos. Esto implicaría una enorme diversidad de actinomicetos y, por lo tanto, una enorme diversidad de compuestos de interés biosanitario. Gloria Blanco, la investigadora principal de éste equipo, tiene un gran mérito al adentrarse en ámbitos como la Oceanografía que están muy lejos de la comodidad del laboratorio. Pero ha merecido la pena, sobre todo, para los enfermos que en un futuro se puedan beneficiar de éstos hallazgos.

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