El texto del trabajo es un todo orgánico en el que cada una de las partes mantiene su independencia, pero estando necesariamente interrelacionadas.
Se representa la introducción como la cabeza porque en ella se encuentran todas las ideas esenciales que rigen el desarrollo del trabajo. Al tiempo, desde la introducción, se vislumbra como en un escaparate todo el devenir interior de la investigación.
El croquis que aparece a continuación esquematiza esta idea al proponer una analogía entre las distintas partes del cuerpo con las partes que constituyen todo trabajo de investigación coherente:
Para información complementaria pasar el ratón por cada una de las partes
En la introducción el investigador debe de redactar una presentación del tema de investigación en su contexto. Situar un tema en su contexto supone exponer con una redacción clara:
El cuerpo del trabajo responde a una construcción dinámica que explicita de forma analítica todo lo que se anuncia en la introducción. Una manera de organizar el trabajo puede ser dividirlo en partes. Un formato habitual en los estudios de Filología supone el establecimiento de tres partes
con subdivisiones:
La(s) conclusión(es) presenta(n) en un primer bloque los resultados del análisis en síntesis, resumiendo los puntos esenciales del mismo.
No se trata de redactar textos con nuevos resultados. En este primer bloque las conclusiones derivan directamente del análisis.
Un segundo bloque de las conclusiones plantea hacia dónde puede conducirse el análisis en investigaciones sucesivas; presenta los puntos de vista nuevos a
tratar en futuros trabajos.
En la introducción el investigador debe redactar una presentación del tema de investigación en su contexto. Esto supone exponer, con una redacción clara, las líneas esenciales de la investigación. Además debe de precisar la metodología empleada, avanzar las partes del análisis, y describir el corpus al tiempo que adelanta alguna de las conclusiones. La introducción es el escaparate de toda investigación.
Se ha de tener en cuenta que, como en la introducción ha de aparecer un conjunto de aspectos amplio y de distinta naturaleza, todo redactor debe de sintetizar al máximo sus ideas y planteamientos.
En la introducción de un trabajo científico se presenta el marco general que da sentido a la investigación realizada.