El Conflicto con las bibliotecas

La biblioteca de la Universidad es uno de los servicios más básicos y seña de identidad de nuestra universidad. Sufre desde hace tiempo la tensión de un servicio que tiene que atender necesidades dispares y a menudo difícilmente conciliables (los estudiantes requieren obras de referencia, generales, de fácil acceso, por periodos muy intensivos, lo que exige inversión en numerosos manuales repetidos, mientras que los estudiantes de doctorado, investigadores predoctorales y el profesorado en general, requieren especialización).

El personal que presta servicios en la biblioteca ha visto reducido sus efectivos, según nuestros cálculos en aproximadamente un 5% en los últimos 4 años, a lo que hay que añadir que en aplicación de la tasa de reposición no se sustituye al personal que se jubila y que en el presente curso no ha habido convocatoria de becas de biblioteca (el curso pasado se convocaron 23 plazas)

El colectivo de personal de nuestra biblioteca universitaria es uno de los más “sobre formados” (la mayoría de ellos tienen una licenciatura con formación posterior en biblioteconomía) y realizan un trabajo difícil, importante para el funcionamiento de la universidad y generalmente muy silencioso.

A mediados de enero tuvo lugar una reunión del Rectorado con algunos Decanos y Directores de Centros en la que se les informó de una inminente reestructuración de destinos dentro del personal de biblioteca, debida fundamentalmente a la ausencia de tasa de reposición en sus puestos y a tener que afrontar de forma inmediata varias jubilaciones que hacían peligrar la viabilidad del servicio en algunas instalaciones.

Ya en este punto debemos denunciar dos errores básicos en el proceso seguido. En primer lugar, el equipo rectoral no puede sin más informar a los decanos de reestructuraciones de destino en los puestos de trabajo, dado que dicha reestructuración tiene que pasar, según indica la legislación laboral vigente, por los órganos de representación sindical. En segundo lugar, una reordenación de este tipo, con las connotaciones negativas que tiene la palabra “cierre” referida a bibliotecas de la Universidad, no puede hacerse sencillamente “informando” a los Decanos afectados de una decisión ya tomada sino que éstos y las Juntas de Facultad y de Escuela deberían haber podido, al menos, opinar en algún momento previo a la decisión.  Debiera haberse seguido un procedimiento más abierto partiendo de una propuesta que se somete a la consideración de los órganos de representación sindical y de los órganos de gobierno de los centros para buscar un consenso y solucionar el problema que no es del rectorado sino de todos y que los universitarios sabemos abordar con racionalidad y eficacia (si se nos da la oportunidad).

A partir de ese momento se ejecuta el cierre de dos sedes para alojar los volúmenes en una sola dependencia, en lo que se podría denominar fusión de las bibliotecas de la Facultad de Educación y de la Escuela Politécnica de Ingeniería. Debe quedar claro que sigue habiendo biblioteca en ambos campus. En todo caso la pérdida del servicio de biblioteca en edificios que tienen algo de simbólico para los centros en los que están ubicados, en un contexto general de recortes del que no parece haber indicios de salir, precipita la valiente contestación de los estudiantes, inicialmente de Viesques y recientemente de toda la Universidad con encierros en las bibliotecas de Psicología y Medicina.

Todo conflicto es un proceso social vivo en el que se suceden cosas constantemente y en el que las partes tratan de dar la versión más conveniente a sus intereses. Desde CC.OO. hacemos un llamamiento a la tranquilidad y la racionalidad que deben ser el fundamento de la resolución de este conflicto.

En solidaridad con los estudiantes de Viesques, dos grupos de estudiantes de todos los campus ocuparon las dependencias de la Biblioteca de Psicología y de la Biblioteca de Medicina el pasado 18 de febrero. Según ha podido saber CC.OO., en la Facultad de Psicología, se procedió a la identificación de los estudiantes encerrados quienes facilitaron los nombres, pero no el DNI (en ejercicio de su derecho) a los servicios de seguridad de la Universidad. El servicio de seguridad procedió entonces a dar cuenta del hecho a la Policía Nacional, tres de cuyos efectivos, no uniformados, se personaron en la Facultad de Psicología penetrando en el Edificio de la Cruz sin subir a la biblioteca. Ni la Vicedecana de Psicología, allí personada, ni la seguridad de la Universidad, solicitaron en ningún momento el desalojo ni esa fue la razón por la que fueron llamados los efectivos policiales que permanecieron en el Edificio de la Cruz durante unos 10-15 minutos, desarrollándose la jornada de protesta con la presencia de un guardia de seguridad, garantizando así la custodia efectiva del edificio y la seguridad de los estudiantes. Es justo añadir que no hay ninguna prueba que nos permita afirmar que el rectorado tuviera previsto desalojar a los estudiantes, en ninguno de los, por ahora, tres encierros.

Ayer, 19 de febrero un profesor, que en solidaridad con los estudiantes de Viesques impartió la clase en la Biblioteca, comenzó a recibir amenazas procedentes del Vicerrectorado de Profesorado intentando de manera burda frenar todo gesto de solidaridad con una movilización estudiantil totalmente justificada.

Hacemos un llamamiento para incrementar los actos solidarios por parte de todos los profesores de toda la universidad, porque lo que está en juego no es solo una biblioteca más o menos, sino un modo de hacer las cosas que podemos cambiar. En el caso de la biblioteca se prevé la jubilación de 16 compañeros y compañeras en los próximos 4 años. Se avecinan más recortes, la Universidad tendrá que afrontar la situación con diálogo y el rectorado debe facilitar la participación de toda la comunidad universitaria.

De manera inmediata y de cara a una reconducción del conflicto actual, consideramos prioritario:

1º Que el Rectorado establezca un marco de negociación efectiva con los estudiantes actualmente movilizados para dar curso a sus reivindicaciones.

2º Que proceda a explicar a los órganos de representación sindical la propuesta global de reordenación del servicio de la biblioteca.

3º Que presente dicho plan a toda la comunidad universitaria posibilitando un consenso previo a la adopción de medidas drásticas y unilaterales.

 

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