Todavía quedan más pruebas por hacer y análisis que realizar, pero los responsables del proyecto de la Universidad de Oviedo que se desarrolla en la antigua mina de mercurio de La Soterraña, en Lena, ya lanzan los primeros resultados del plan para la contención de residuos tóxicos. «Hemos constatado que funciona, que los materiales que hemos extendido en la zona son capaces de contener y de frenar la expansión en el terreno de los elementos tóxicos», explicaba el profesor de la Escuela de Minas de Oviedo e investigador en el proyecto para ‘inertizar’ (inactivar) los materiales contaminantes de esta explotación, Efrén García Ordiales. Ahora la labor se centrará en dar continuidad a la prueba para asegurar los resultados y, posteriormente, aplicar la solución a otra explotación de la comarca del Caudal, como es la de El Terronal en Mieres.

El investigador explica, además, que el proyecto para contener los elementos contaminantes de la explotación prosigue. «Ahora estamos centrados en la zona que más concentración de arsénico contiene, junto a los antiguos hornos». Ya se comenzó a construir una gran balsa, a donde se arrastrarán estas tierras y se mezclarán con los materiales que tienen que servir para ‘atrapar’ las sustancias nocivas.

Uso de escorias

El proyecto está liderado por la Universidad de Oviedo. Este plan trata de aplicar técnicas asociadas al proyecto ‘SUBproducts4LIFE’. La iniciativa está coordinada por la institución académica asturiana y financiada dentro de la convocatoria de 2016 del Programa ‘Life’ de la Comisión Europea en el área de medioambiente y uso eficiente de los recursos.

Cuenta con una financiación del 60 % del presupuesto total de 1.470.296 euros, así como la cofinanciación del Ayuntamiento de Lena. La actuación se centrará en la utilización de materiales residuales para «captar y retener» los contaminantes.

En detalle, la actuación se centra en la utilización de materiales residuales de empresas asturianas como escoria de alto horno, yesos, cenizas de térmica o restos de la fabricación de cemento para «captar y retener» los elementos contaminantes, como son restos del propio mercurio y arsénico, que se usaba para la extracción. Los primeros trabajos se centraron en adecuar el terreno para su posterior tratamiento.

Las labores corren a cargo de personal especializado de la empresa Global Service. «Después se procederá a la restauración de la zona», explicaba recientemente la directora técnica de esta iniciativa, Estefanía Díaz. El plazo es de unos cuatro años en total.

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Fuente: El Comercio

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