La cultura sidrera reivindica sus valores y su importancia en Fitur

Asturias promociona la candidatura de la cultura sidrera como Patrimonio de la UNESCO

La sidra asturiana ha sido protagonista en la Mesa Redonda celebrada en la Feria Internacional de Turismo el pasado 19 de enero. En ella, se hizo especial alusión a la candidatura de la Cultura Sidrera Asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, así como a la importancia del producto, de su calidad, de su potencial turístico y de su tradición a lo largo de los años.  

La mesa redonda ha estado protagonizada por una muestra muy representativa de la cultura sidrera asturiana. El director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, ha sido el encargado de moderar el encuentro, en el que han participado el director de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, Luis Benito García; el presidente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, Guillermo Guisasola; Ana Soberón, representante del Club de Producto Sidraturismo, y Saúl Moro, presidente de la Asociación de Escanciadores, en nombre de la patronal Otea.

A lo largo del desarrollo de la mesa redonda, Luis Benito García explicó de forma muy clara todo el proceso seguido para poder optar a la declaración de Patrimonio Mundial. Como todo gran proyecto, implicó un largo recorrido en el que fueron necesarias muchas horas de investigación y de trabajo. Una labor de investigación que se desarrolló gracias al conocimiento del Director de la Cátedra, que dedicó toda su vida al estudio de la cultura sidrera. Fue precisamente a raíz de su labor de investigación cuando se dio cuenta del potencial de la cultura sidrera para alcanzar un verdadero reconocimiento internacional.

A día de hoy, ya se ha llevado a cabo el proceso previo a la presentación formal del expediente ante la UNESCO, tras la aprobación por parte del Consejo de Patrimonio Español el pasado noviembre. En marzo, se llevará a cabo la presentación oficial, y en verano, se conocerá la evaluación final llevada a cabo por la UNESCO. Si todo va bien y es seleccionada en junio, habrá una nueva evaluación entre septiembre y octubre de 2023 y la decisión definitiva se daría a conocer en la gala mundial, que tendrá lugar en noviembre de 2023.

Luis Benito también hizo referencia a las principales características de la cultura sidrera, aludiendo a su importancia en la identidad colectiva de los asturianos y a su personalidad tan definida y consolidada a lo largo de los años.

En concreto, expresó la necesidad de no perder de vista el carácter milenario de la sidra asturiana. Ya en el siglo VIII se fabricaba y se consumía, siendo el cultivo del manzano una actividad realmente importante en aquella época. Es además una cultura muy coherente, ya que ha evolucionado y se ha sabido adaptar en cada momento a las distintas coyunturas sociales. Todo ello contrasta con todos los mensajes que se transmiten cuando se consume la sidra en sociedad, que se han mantenido prácticamente invariables a lo largo del tiempo.

Es, sin duda, una cultura muy viva. A día de hoy, se siguen conservando las pautas de sociabilidad entorno al consumo de la sidra, lo que ha favorecido que su consumo sobreviva a lo largo del tiempo, y que además lo haga con gran éxito. Por ello, es un producto que evoluciona transversalmente en armonía con la cultura y los hábitos sociales de los asturianos. Tal y como expresó Luis Benito, “si a un asturiano le pides que defina Asturias en tres palabras, una de ellas seguramente será siempre sidra”.

Como punto clave, el director de la Cátedra afirmó la necesidad de visibilizar y valorar con mayor intensidad la importancia de la sidra y de todo aquello que aporta a la cultura asturiana. Por ello, defiende que el espaldarazo de la UNESCO sería muy importante de cara a lograr ese mayor reconocimiento y esa mayor puesta en valor.

A continuación, intervino Guillermo Guisasola, quien explicó la situación actual de la producción de la sidra en Asturias. Entre otras cuestiones, hizo referencia a la necesidad de que las sidras naturales asturianas se produzcan con manzanas asturianas y que estén acogidas a la Denominación de Origen. De hecho, solo en Asturias, se encuentran la mitad de las variedades de manzana que hay en todo el mundo. En total, existen 500 variedades de manzana asturiana que protegen una genética autentica desarrollada a lo largo de los milenios. Por ello, velan por que se mantenga la manzana asturiana, sus variedades y la forma de producción artesanal.

En lo que respecta al consumo de la sidra asturiana y sus variedades, Guisasola expresó que cada vez existe mayor aceptación social y consumo de la sidra asturiana. Además, los demandantes son conscientes del valor del producto y tienden a preocuparse cada vez más por consumir sidra auténtica producida a base de manzanas autóctonas.

Asturias es casi el único sitio donde se hace  una producción mayoritaria de sidra natural pura. Esa sidra natural de escanciar se consume principalmente en hostelería, si bien el consumo doméstico es algo minoritario. En lo que respecta a la sidra espumosa, se tiende a exportar más, sobre todo a través del canal de alimentación y del consumo doméstico, teniendo un menor peso en la hostelería.

Además, Guillermo Guisasola también aludió a la creación de nuevos productos integrados dentro de la DOP.  A fin de cuentas, «es una cultura viva que se va actualizando», defendió Guisasola al abordar la variedad de productos y las nuevas tecnologías empleadas.

Las intervenciones de Ana Soberón y Saúl Moro hicieron referencia a la presencia de la sidra en la actividad turística. La representante de Sidraturismo, encargada de la difusión y promoción de la cultura sidrera, como surgió la idea de aprovechar el consumo de la sidra como recurso turístico llevando a cabo sinergias con el sector agroalimentario. Todo ello con el fin de aunar intereses y mejorar la competitividad de las empresas y de los llagares asturianos.

En concreto, hizo alusión al Club de Producto recientemente creado por Sidraturismo, una herramienta de gestión y de planificación. En concreto, es una forma ordenada de trabajar que permite determinar una serie de requisitos de calidad y de compromisos con la marca y establecer mecanismo de control y de seguimiento.  

El club ya cuenta con 35 empresas adheridas y ofrece la oportunidad de adquirir sidra turismo en agencias de viaje, asistir a llagares certificados con visitas turísticas o visitar pumaradas. Además, se están planteando diversificar su oferta y crear eventos anuales con el fin de incentivar el consumo de la sidra y favorecer la desestacionalización de la demanda.

Por su parte, Saul Moro hizo referencia al escanciado como hito de la cultura sidrera. Ante la sorpresa y la admiración de los turistas ante la forma de consumir la sidra, son muchos los que piensan que el escanciado se trata de algo turístico. De hecho, muchos interesados en la sidra asturiana tienen la imagen preconcebida del cava o de la sidra champanada, cuando la sidra verdaderamente única y originario de Asturias es la natural.

Pieza esencial en el arte del escanciado es la figura del escanciador, considerado un auténtico embajador de la cultura asturiana. Tal y como expresaba Moro: “un buen escanciador, de una sidra mala te la hace bebible; y de una sidra bebible te la hace espectacular”. Es una profesión única que requiere de una gran técnica que implica mucho tiempo y mucha paciencia. No hay que olvidar que una de las imágenes clave que se llevan los turistas de Asturias es el escanciado y todo lo que gira alrededor de ello, por lo que un trato amable en el que se transmitan los valores de la cultura sidrera siempre es algo imprescindible.

A modo de síntesis, los participantes en la mesa redonda coincidieron en valorar la posibilidad de que la cultura sidrera pase a formar parte de la lista de patrimonio inmaterial, algo que contribuiría a difundir unas prácticas y tradiciones que aportan sostenibilidad al mundo rural autóctono. Además, ayudaría a revitalizar las actividades ligadas a la producción de esta bebida y a dinamizar el sector, al tiempo que impulsaría las actividades turísticas y hosteleras.

Todos ello sin olvidar que estos logros se consiguen desde un sector muy familiar en el que participa la comunidad, los poderes públicos y las empresas ofreciendo un servicio de lujo a precios populares. Sin duda, merece la pena conservar y valorar una cultura tan rica y milenaria.