El Principado presenta el vídeo de la candidatura y el catálogo de la exposición «Escanciando», y anuncia más acciones vinculadas a la cultura
La candidatura de la cultura sidrera asturiana a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad protagonizó ayer un doble acontecimiento en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Por un lado, se presentó el catálogo de la exposición «Escanciando», que desde el pasado 20 de junio hasta el 5 de noviembre, respaldó la iniciativa a través de las artes plásticas y desde las salas de la pinacoteca; además, se hizo público el vídeo con el que Asturias defiende sus aspiraciones ante la Unesco, el organismo que otorga el reconocimiento, proyectado al final del acto.
No serán las últimas acciones que Asturias emprenda para apoyar la candidatura. La viceconsejera de Cultura, Vanessa Gutierréz, anunció que, «como se hizo con la influencia de la cultura sidrera en las artes plásticas, el Principado prevé organizar actividades promocionales recurriendo a otras artes, como la literatura, el cine…».
Del catálogo de «Escanciando», una exposición impulsada desde la Cátedra de la Sidra de Asturias, materializada con la complicidad del director del Bellas Artes, Alfonso Palacio, y la contribución de instituciones públicas y privadas, Vanessa Gutiérrez destacó que, dada su «gran calidad» y su carácter «muy didáctico», está «llamado a convertirse en un referente en la materia».
La Viceconsejera expresó su confianza en que en el plazo de un año la candidatura de la sidra a Patrimonio de la Humanidad, actualmente en fase de evaluación, llegué a buen puerto y agradeció «el trabajo desinteresado» de todos los implicados en ella, especialmente los 181 embajadores de la sidra.
La historiadora Gretel Piquer y Luis Benito García, director de la Cátedra de la Sidra, fueron los comisarios de «Escanciando», que durante cuatro meses reunió obras de Valle, Piñole, Moré, León y Escosura y algunos otros artistas. Piquer explicó ayer cómo la muestra recorría, a través de sus cuadros, todo el proceso productivo en torno a la sidra, «desde la recogida de las manzanas hasta el chigre», y de paso mostraba «la evolución de un siglo de pintura asturiana». «El objetivo era que la exposición fuera científica y didáctica», añadió, y su catálogo está concebido como «una publicación asequible, un ejemplar de consulta y referencia, que refleja muy bien lo que es un patrimonio vivo».
El director de la Cátedra de la Sidra insistió en que, con actividades como «Escanciando», lo que se pretende es «poner de manifiesto como la sidra permeabiliza toda la actividad social de la comunidad» y cómo «el arte, la cultura, la alta creación artística… recoge esta cultura popular». Alfonso Palacio, el director del museo, reparó en cómo la sidra «es uno de los constructos de imaginarios, y realidades, más potentes de nuestra región» y comentó que, durante los meses que «Escanciando» estuvo instalada, el museo recibió más de 55.000 visitantes, de los cuales es de suponer que muchos se acercarían a contemplar la exposición.
«Nuestra exposición en la Feria tiene de todo, hasta manzanas: maduraron antes por el cambio climático»
Luis Benito García, director de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, fue el comisario de la exposición de la sidra en el stand del Principado de Asturias en la Feria de Muestras. Dice ver «con optimismo» la posibilidad de que la postulación de la cultura sidrera a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad anime a las nuevas generaciones a «reengancharse» al consumo sidrero.
– ¿Cómo es la cultura sidrera?
Es una cultura milenaria, hay datos de que en Asturias se elaboraba sidra ya en el siglo XVIII. Es una cultura viva que ha ido evolucionando constantemente y se ha adaptado a circunstancias adversas para adaptarse a la sociedad de consumo. En la exposición repasamos su historia.
– ¿Con qué etapas?
La exposición empieza con una pomarada, con la recreación de las manzanas más típicas de Asturias, y la primera sala, que cuenta con la reproducción de un cuadro de Piñole, recrea las pomaradas tradicionales, porque de aquella los dejaban crecer y la producción, por lo tanto, era más inestable. Luego, gracias a donaciones del Serida, tenemos expuesta otra pomarada de cuando se empezaron a hacer prácticas como el injerto, la poda y los abonos.
– ¿Cuándo empezó esa segunda fase?
En el siglo XVIII y aquí, sobre todo, en el siglo XIX, por el proceso de industrialización y urbanización. Recogemos cómo los llagares se fueron modernizando, con nuevas maquinarias. Tenemos expuestas hasta manzanas, que las conseguimos porque el cambio climático está haciendo que se anticipe la campaña. Es una lástima, en realidad. La exposición tiene de todo, también corchadoras y embotelladoras, y la historia de la sidra achampanizada.
– ¿La puede resumir?
Nació internacionalizada. La sidra viajaba mal, se echaba a perder en viajes transatlánticos, y la comunidad asturiana en América demandaba el producto. Se creó a finales del siglo XIX. El stand también recoge la historia de los envases de consumo. Se empezó a beber sidra en jarras de madera, luego de cerámica, y luego en cristal, con la gran industria vidriera que tuvo Asturias. Los vasos de antes, como se ve en la muestra, eran muy gruesos. Se fueron haciendo más finos y anchos para facilitar el escanciado. También tenemos una sala dedicada a la DOP, algo muy importante, y recreamos una tienda bar-mixto, mítica de los pueblos, como lugar de ocio. Queríamos recordar aquella época.
– ¿Confía en que la sidra le gane la batalla a la cerveza en los jóvenes?
Competir con esa industria es difícil, pero ya hubo una época de desaceleración del consumo en los años 60, la época del cubalibre, y al final la gente volvió a la sidra. Creo que, explicándolo bien, explicando que es una industria sostenible, y de kilómetro cero, volverá a pasar lo mismo con los jóvenes.
Luis Benito García Álvarez, director de la Cátedra de la Sidra de Asturias, comisario de la exposición del pabellón del Principado de Asturias de la FIDMA
El Gobierno del Principado presenta en el pabellón de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) la muestra expositiva La Cultura Sidrera, esencia d´ Asturies. Conexión natural con la que aúna tradición, innovación y sostenibilidad y que mostrará al visitante la importante transformación llevada a cabo en la región a partir de dos importantes elementos vertebradores del territorio como son la sidra y el ferrocarril.
El visitante de La Cultura Sidrera, esencia d´Asturies descubrirá como, hoy, la cultura sidrera ha sabido adaptarse modernizando procesos, innovando y buscando la excelencia del producto y todo sin perder ninguna de sus señas de identidad esenciales que hacen de esta cultura milenaria uno de los principales emblemas de Asturias. A través de paneles y audiovisuales, el público que visite el pabellón podrá conocer los diferentes tipos de manzanas utilizados para elaborar la sidra; descubrir un llagar tradicional o uno más moderno y todas las empresas auxiliares que pivotan en torno al ciclo de la sidra. Además, descubrirá las características de la sidra espumosa y de la natural con DOP, antes de probar su habilidad en el túnel de escanciado y sacarse una foto en un auténtico chigre tradicional asturiano.
El Pabellón del Principado en FIDMA dedica, además, su planta baja a la llegada del AVE a Asturias, un importante hito en las comunicaciones de la región. En la exposición Conexión natural. La Alta Velocidad llega a Asturias, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) muestra, a través de infografías e imágenes, los grandes hitos en ingeniería, sostenibilidad y conexión que ha realizado en la línea de alta velocidad que conectará Oviedo/Uviéu con Madrid de una forma envolvente e innovadora. Los visitantes podrán comparar y comprender los beneficios que traerá la nueva línea de alta velocidad, llevarse una foto gracias a un espejo interactivo y disfrutar de un audiovisual inmersivo, en el que los paisajes asturianos cobran especial protagonismo y que descubre el reto que ha supuesto para la ingeniería española sortear la muralla natural de la Cordillera Cantábrica en un proyecto que creará una conexión natural de Asturias con el mundo.
Actividades complementarias en el pabellón del Principado en FIDMA
Sábado 6 de agosto. De 12:30 a 13:30 y de 18:30 a 19:30 horas. Taller familiar El origen de la sidra… las manzanas.
Domingo 7 de agosto a las 19:00 horas. Festival musical de canciones tradicionales y populares en torno a la sidra y la manzana con Anabel Santiago.
Jueves 11 de agosto. De 11:30 a 14:30 y de 18:30 a 20:30 horas. InmerSidra: pon a prueba en un entorno de realidad virtual tu destreza escanciando Sidra de Asturias.
Sábado 13, domingo 14 y lunes 15 de agosto. De 12:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:00 horas. Actividades de animación Juega a lo grande y pon a prueba tu puntería y precisión con el juego de la Rana Gigante.
Jueves 18 de agosto a las 18:30 horas. ¡Ven a echar un culete! Masterclass participativa con la escanciadora sierense Loreto García.
Sábado 20 de agosto a las 12:30 y 18:30 horas. Cuentos, pomaradas y llagares, narración oral con David Acera.
Gijón
Del 6 al 21 de agosto de 2022
Horario de visita: de 11:00 a 14:30 y de 16:30 a 21:00 horas
El organismo ha recibido un elevado número de propuestas para analizar en el período actual de países con menor presencia que España en la lista representativa de patrimonio inmaterial
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) evaluará la candidatura de la cultura sidrera asturiana a patrimonio mundial en el período 2023-2024, ante el elevado número de propuestas que ha recibido para el ciclo actual (2022-2023) de países con menor presencia que España en la Lista Representativa de Patrimonio Mundial Inmaterial. El secretario de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial comunicó ayer esta decisión a la embajada de España ante la Unesco.
La normativa interna del organismo internacional establece que cada año se evalúen únicamente 55 candidaturas de las presentadas por los distintos países de la Convención de Patrimonio Mundial Inmaterial. Además, concede prioridad a las naciones con escasa o nula presencia en la Lista Representativa, en la que España cuenta ya con 20 elementos distinguidos.
De este modo, la candidatura española de la cultura sidrera se analizará en el próximo período, ya que cada Estado tiene derecho a que uno de sus expedientes se analice cada dos ciclos. Por tanto, la decisión final sobre la inscripción de la cultura sidrera en la lista se adoptará en noviembre de 2024, tras el correspondiente proceso de evaluación.
El Consejo del Patrimonio Histórico Español acordó en noviembre de 2021, a propuesta del Gobierno de Asturias, que la cultura sidrera fuese en 2022 la candidatura de España a patrimonio mundial inmaterial. De este modo, se logró un paso decisivo para optar al reconocimiento internacional, tras más de ocho años de preparativos que comenzaron con la declaración de la cultura sidrera como bien de interés cultural (BIC), materializada en el decreto 64/2014, de 11 de julio.
El pasado marzo, el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, presentó en el Ministerio de Cultura y Deportes el expediente definitivo de la propuesta española para lograr la distinción internacional. El documento ha sido elaborado por un grupo de trabajo constituido por el Principado y formado por representantes de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, antropólogos, historiadores y estudiosos.
La posibilidad de que la candidatura no pudiera ser evaluada en este ciclo era esperada, debido al procedimiento de aceptación de expedientes por países de la Unesco. “Era esperable que fuese evaluada en el siguiente ciclo, teniendo en cuenta que España ya cuenta con otras declaraciones, por ello vamos a seguir trabajando y apoyando a un sector y una tradición que son pilares en la configuración de la identidad asturiana”, ha señalado León.
Luis Benito García incide en el salto que está a punto de dar el sector sidrero asturiano con la declaración, prevista para 2023 o 2024, de la cultura sidrera como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco. Un salto, apunta, como el que dio la cerveza belga, que goza de la misma distinción, «y que después aumentó sus ventas un 30%, y eso que ya era un producto conocido». El director de la Cátedra de la Sidra afirma que la declaración de la Unesco «nos permitirá acceder a una promoción mundial que sólo puede estar al alcance grandes compañías como Coca-Cola, por ejemplo»
Y mientras llega ese momento, empiezan a tomarse iniciativas. Luis Benito García ya ha perfilado los contenidos del pabellón de Asturias en la Feria de Muestras de este año, que estará dedicado a la sidra y a todo lo que la rodea. Y para el año que viene, el Museo de Bellas Artes de Asturias albergará una gran exposición en torno a la presencia del mundo de la sidra en el arte. Será, además, la primera vez que entre un llagar en la pinacoteca asturiana. Una prensa «de apretón» se instalará en el patio central del edificio Ampliación.
Un estudio de la Cátedra de la Sidra firmado por José Manuel Fernández Prieto recupera la demonización que en el siglo XIX se hacía del consumo sidrero por parte de las clases populares.
El alcalde de Oviedo temía a la sidra como al cólera. El 26 de octubre de 1865, el periódico «La Joven Asturias» publicaba un edicto del munícipe ovetense Victoriano Argüelles prohibiendo el consumo de sidra en la ciudad para evitar la extensión de la epidemia de cólera «que aflige a otras poblaciones del interior del Reino». Al parecer, y según el bando del alcalde, aquella Vetusta que todavía no lo era (Clarín era aún un anónimo estudiante universitario) andaba «sobreexcitada» por la aparición de un «sujeto atacado por un cólico en la mañana de ayer». Y aunque el sujero mejoraba, parecía «evidente» de que la enfermedad «no pudo tener otro origen que el uso indiscreto de alimentos y bebidas perniciosas». Así que el alcalde dictó la «ley seca» de sidra en Oviedo.
Este sucedido ha sido rescatado de la prensa del momento por José Manuel Fernández Prieto para su estudio «El sector sidrero asturiano (1814-1875), y su tratamiento en la prensa», un trabajo editado por la Cátedra de la Sidra de Asturias, dirigida por el historiador Luis Benito García y que forma el número dos de su serie de cuadernos sobre la cultura sidrera en Asturias, que muy previsiblemente se convertirá en patrimonio inmaterial de la humanidad declarado por la Unesco, toda vez que ha logrado convertirse en la única candidatura que presentará España al próximo proceso de selección. En este pequeño volumen, fruto de la beca/premio de investigación de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, queda claro que la bebida asturiana por antonomasia estaba un tanto criminalizada a mediados del siglo anterior. Y cuando no era culpable de los contagios por cólera, se la responsabilizaba de cosas mucho peores, como la propagación de la alegría y el pensamiento crítico entre las clases populares, sus principales consumidores. «En la prensa de la época se refleja la demonización de la sidra por la perniciosa sociabilidad que proporcionaba y que, según algunos, podía resultar perjudicial para las clases bajas. Digamos que la sidra, por su baja graduación, entre las clases populares caldeaba los ánimos pero suscitaba consensos más amplios que el aguardiente, que a la media hora de tomarlo ya no sabía uno lo que estaba haciendo», apunta Luis Benito García con ironía.
Se ve que la sidra era enemiga de las clases dominantes, que la veían como un repelente del control social que pretendían ejercer. De nuevo en «La Joven Asturias», en ese mismo año 1865, se lamentaban del «profundo dolor» que causaban entre los responsables de aquel diario «los espectáculos que de continuo ofrecen las tabernas, esos sombríos lugares elegidos por el artesano y el labrador para derrochar sin provecho suyo y en manifiesto perjuicio de sus pobres familias, el fruto de sus penosos afanes». Este diario – que de «joven» debía de tener muy poco- la había tomado con la bebida regional que, a sus ojos, era más bien el veneno para Asturias. Según aquella línea editorial eran los chigres foco principal de la destrucción de la economía asturiana ya que «el bracero que pase el día en la taberna, gasta una peseta y deja de ganar otra». Eran tiempos en los que, claro, Asturias no vivía de la hostelería. Los autores de aquellas páginas, miraban al que se enfilaba y veían esto: «Despierta en nosotros lástima, ya que no profunda indignación, la presencia de cualquier embriagado, que ora solo, ora acompañado de sus amigos en el vicio, tan falsos como este, ora seguido de su pobre mujer, víctima infeliz de sus criminales goces, marcha con incierto paso desde el sitio en que casi todos los días vende su razón, hasta la húmeda bodega o estrecha boardilla donde habita, no con el decoro de la hornada pobreza, si no con el abandono propio de quien derrocha lo necesario, lo que demanda la subsistencia de seres tan dignos de respeto y amor como los padres, las mujeres y los hijos». Como ven, un texto para enmarcar y colgar, por ejemplo, en la actual calle Gascona de Oviedo. Por hacer contraste histórico.
La sidra y las clases pudientes se ve que no maridaban. Y, eso no podía faltar, también topó la sidra con la Iglesia. El estudio de Fernández Prieto rescata una polémica ovetense de ese mismo año 1865 relativo a la levítica ciudad capital del Principado. «Cierto párroco de las inmediaciones de Oviedo» acudió a la «autoridad gubernativa» exigiendo que se prohibiera la venta de sidra en un llagar que había próximo a su casa rectoral. Al párroco le pitaban los oídos porque «algunos de los que allí asisten pronuncian palabras no muy decentes». Lo dicho: la sidra, que suelta la lengua sin atascarla del todo, no gustaba ni las alturas terrenales y en las celestiales».
No obstante, había gozosas excepciones. El trabajo de Fernández Prieto recupera la noticia de la jura en Gijón el 18 de febrero de 1821 de la milicia nacional, publicada por «El Constitucional. Correo General de Madrid». Ese día cuenta el cronista que se llevó una pipa de sidra para distribuir al pueblo «y que el juez de primera instancia Dr. Mata Vigil, hombre identificado con el sistema, no pudo resistirse a la salta tentación de escanciar la sidra de los patriotas circunstantes, lo que hizo con gracia y expedición sin igual».
El estudio de Fernández Prieto no solo se queda, obviamente, en esa demonización de la sidra que aparecía reflejada en algunos papeles de la época. Además, reproduce algunas otras interesantes noticias y aborda el desarrollo del sector vidriero a la par que la expansión de este sector (sobre todo gracias al lanzamiento de la sidra espumosa) en una época en la que Asturias empezaba a industrializarse. Entonces se resaltaba continuamente que Villaviciosa era, sin duda, el principal productor de toda Asturias y también se veía en los papeles que, allá donde hubiera un asturiano, siempre intentaba tener a mano un buen culete. La prueba son, por ejemplo, varios artículos publicados en 1832 y 1833 en el «Diario de Avisos» de Madrid anuanciando la llegada de material del bueno. Como éste: «Al parador de S.Bruno, en la calle de Alcalá, llega de hoy a mañana la galera de Oviedo, que conduce una partida de sidra de Villaviciosa, en Asturias, muy exquisita y a precios cómodos. El mozo del mismo dará la razón».
El Palacio de Congresos del recinto ferial albergó el pasado 14 de junio el Salón de la Sidra de Asturias 2022, en el que esta mañana se dieron a conocer los premios a las mejores sidras del año y la nueva embajadora de la Denominación de Origen Protegida (DOP). El sidra natural tradicional, la categoría de oro fue para Sidra Quelo, la de plata, para Sidra Piñera, y la de bronce, para Zythos (Llagar Herminio). La mejor sidra natural espumosa correspondió a Pomarina, del Grupo El Gaitero, la filtrada fue Ramos del Valle, de Sidra Fran, y la mejor cosechera del año, Belén García Valdes, de Ibias.
La nueva embajadora de la DOP es Paula Prendes, quien aseguró que «es un honor representar a la sidra de Asturias». Recordó que tiene su casa en Castiello, donde además cuenta con una pumarada. «Siempre intento transmitir los valores de la cultura asturiana allá donde voy», indicó, y mostró su deseo de que la cultura sidrera sea declarada patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El sector está atravesando un buen momento y, según Guillermo Guisasola, presidente de la DOP Sidra de Asturias, «esperamos este año llegar a los cinco millones de botellas», lo que supondría un nuevo récord para la entidad. Pero para ello pide la colaboración de los asturianos y de los hosteleros de la región, con el fin de superar «dos años que han sido muy duros, pero a pesar de todo seguimos creciendo porcentualmente».
El salón continuará abierto toda la jornada, en la lonja del Palacio de Congresos, donde hay estands de los 33 lagares de la DOP y de otros productos de Alimentos del Paraíso, como quesos y ternera asturiana.
Oviedo es el origen del Camino de Santiago, el primer itinerario cultural de Europa, que nació en la ciudad de la mano del rey Alfonso II el Casto. El “kilómetro 0” de la Ruta Jacobea marca el inicio del llamado Camino Primitivo y con ese motivo LA NUEVA ESPAÑA, en colaboración con el Ayuntamiento de Oviedo, inicia el 27 de abril en el Club Prensa Asturiana (a las 20.000 horas), un ciclo de tres sesiones dedicadas a analizar aspectos interesantes e inéditos sobre la ruta, bajo el epígrafe “Oviedo, como origen del Camino”.
La primera charla, con el título “Consideraciones sobre el Camino de El Salvador”, correrá a cargo del historiador Álvaro Solano, profesor de la Universidad de Oviedo, medievalista experto en el Reino de Asturias, que ha sido profesor en las Universidades de Sevilla y Complutense de Madrid). Le acompañarán el empresario tinetense Benjamín Alba, miembro de la Orden del Camino de Santiago, que ha completado la ruta en 25 ocasiones, una de ellas desde Roma, y Alfredo García Quintana, concejal de Hostelería, Turismo, Hostelería y Congresos, del Ayuntamiento de Oviedo, que realizará la presentación de las jornadas. Aunque dos siglos más tarde el Camino Primitivo fue desplazado por el Camino francés, siempre disfrutó de una gran popularidad, acrecentada en los últimos tiempos por el nuevo auge que cobran las peregrinaciones a Compostela.
La gastronomía es otra de las cuestiones ligadas al itinerario, y sobre ella versará la mesa redonda prevista para el once de mayo, a las 20.00 horas.
Gastronomía jacobea
En esta sesión el gastrónomo y escritor Eduardo Méndez Riestra, hablará de lo que comían los peregrinos, junto a otros especialistas en la materia, como el historiador Luis Benito García y los chefs Pedro y Marcos Morán.
La tercera y última sesión tendrá lugar el 27 de mayo, a las 19.30 horas, y estará protagonizada por María Álvarez, profesora de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, comisaria de la exposición de LA NUEVA ESPAÑA “Camino Primitivo, Oviedo”, que pasará revista al callejero medieval de la ciudad, el que se encontraban los peregrinos que llegaban desde diferentes partes del mundo para visitar al Salvador y después poner rumbo a Santiago. La clausura correrá a cargo del Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo. La entrada a las tres sesiones es libre hasta completar el aforo del Club.
Alfonso II está considerado el primer peregrino desde que en el año 834 fue a Santiago avisado por el obispo Teodomiro del descubrimiento de la tumba del apóstol. El Camino Primitivo tiene el aliciente de que está mucho menos transitado y cuenta con el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio Mundial junto al resto de los “Caminos del Norte”.