El cuerpo del trabajo responde a una construcción dinámica que explica de forma analítica todo lo que se anuncia en la introducción.
Una manera de organizar el trabajo puede ser dividirlo en partes. Un formato habitual, pero no rígido, supone el establecimiento de tres partes con subdivisiones, como ocurre con frecuencia en los estudios de Letras.En cambio, en otras disciplinas, como pueden ser los estudios jurídicos, se suele estructurar en dos partes. En tal caso se entiende que la parte introductoria y la parte analítica deben coordinarse en una sola.
Con ello, se pretende poner de manifiesto que la comprensión y posterior estructuración del texto no es rígida, y acepta puntos de vista matizados; lo esencial es ser coherente con el texto. Por ello no cabe cualquier interpretación que conduzca a estructuraciones poco contrastadas.
En definitiva, la lectura analítica debe revelar razonadamente dicha estructura, ya que todo análisis ha de responder siempre a una articulación lógica que progresa de forma coherente y que se justifica por el propio texto.