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Sobre la Secretaría

Andrés Fernández Menéndez

En los últimos meses, tras grandes y esforzados trabajos, por fin pudo culminarse la obra de la renovación de la representación estudiantil, gracias enteramente a la confianza depositada en nosotros por el estudiantado. Así, su voz suena ahora con mayor claridad y potencia, magnificada por el gran megáfono que proporcionan los órganos de delegación cuando operan correctamente y sus miembros reconocen la responsabilidad a que se deben: servir al estudiantado de la Universidad de Oviedo. Esta confianza que pusieron los estudiantes en nuestros hombros se corresponde ahora con ilusión y vigor, produciéndose la total revitalización de las estructuras representativas tanto a nivel global como en cada centro particular; una revitalización que, tras el parón acaecido por mor de la pandemia, se nos revelaba como una necesidad de imperiosa ejecución y que está dando ahora abundantes frutos.

No solo se está actualizando esta representación a todos los niveles, incluso en lo que concierne al inadecuado marco rector que las gobernaba y que se está reformando a mayor beneficio de la comunidad estudiantil; sino que además, gracias a su recuperada funcionalidad, se llevan a cabo a día de hoy numerosas acciones y los estudiantes encuentran estos órganos siempre prestos a ayudarlos en su devenir universitario. En particular, la Directiva del Consejo de Estudiantes, también impelida de nuevas y juveniles fuerzas, volvió a colocarse en su posición de guía y coordinación; solícita a responder al llamado de los estudiantes, como ya demostramos en varias ocasiones. Todo ello, unido a la normalización y fortalecimiento de los tratos con Rectorado y a la recuperación de la relación de este Consejo de Estudiantes con aquellos de otras Universidades, convierte a esta empresa común en un proyecto esperanzador y estimulante del cual me siento orgulloso y en especial agradecido por tener un hueco en el mismo, como Secretario del mencionado Consejo de Estudiantes de la Universidad de Oviedo. Me siento verdaderamente halagado porque se me ofreciera este puesto; máxime teniendo en cuenta el compromiso con la lengua asturiana de esta directiva, cosa la cual me conmueve profundamente como usuario de la misma.

En verdad es una bendición que la representación estudiantil volviera a su vocación primaria y original: la de servicio y entrega a los estudiantes, de los cuales somos apoyo, sostén y altavoz. Este es, o debiera ser, el fin último de toda institución representativa. Sin duda es también, como decía, una gran responsabilidad que pesa sobre todos nuestros hombros, también sobre los míos (en mi modesta medida), e incluso puede llegar a infundir miedo o vértigo; pero confío en poder estar a la altura de esta misión que de manera altruista se me confiere para poder corresponder como es debido y necesario a las esperanzas de todos vosotros, estudiantes, nuestros compañeros. De no dar la talla, espero que el estudiantado me lo demande.