La exploración de los recursos marinos, una prioridad europea

Extraído del diario La Nueva España, 9 de agosto de 2020.

«La economía azul, con 5,4 millones de puestos de trabajo en la UE, se considera una de las fuentes de empleo sostenible más próximas y fiables»

Eva García Vázquez

La acuicultura y la biotecnología marina son sectores emergentes a los que la Unión Europea considera un importante generador de empleo sostenible en los próximos años. La «economía azul» ha venido para quedarse.

En la última década la Unión Europea acuñó el término de BLUE GROWTH o “Crecimiento Azul” para denominar su estrategia prioritaria a largo plazo en apoyo al crecimiento sostenible de los sectores marinos y marítimos en su conjunto. En Europa, la denominada “economía azul” representa 5,4 millones de empleos y supone un valor bruto de unos 500 billones de euros al año. Sí, billones, no es una errata. El potencial de los recursos marinos es increíble. Siendo una especie terrestre, el ser humano ha explotado los recursos terrestres casi hasta la extenuación, como demuestra la pérdida de biodiversidad desde Escandinavia hasta la Patagonia, mientras que los recursos marinos aún son una posible despensa para alimentar a nuestra voraz especie.

            Crecimiento Azul suena a pitufos chiquitinos, pero no hay nada de chiste en el tema. No voy a comentar en este artículo la pesca sostenible, que existe y tiene un enorme arraigo en la cultura asturiana, sino que voy a centrarme en otros dos sectores que Europa considera prioritarios para innovación dentro del Crecimiento Azul, y que están directa o indirectamente relacionados con la alimentación: la acuicultura y la biotecnología marinas. Estos sectores han sido identificados por la Unión Europea como fuentes de crecimiento y empleo sostenible. La acuicultura marina, como sabemos, es un sector de importancia creciente desde el siglo pasado. Actualmente proporciona al planeta la mitad del pescado y marisco que nos comemos. En Europa la acuicultura sustenta unos 70.000 empleos y contribuye aproximadamente al 20% del total de producto pesquero comercializado, lo que evidencia que en el Viejo Continente la pesquería extractiva es mucho más potente que en otros continentes en comparación con la acuicultura, que se queda relegada a un segundo puesto en volumen de producción. Esto se refleja en el dato estadístico de una producción de acuicultura europea estable e inmóvil desde el año 2000, mientras que en el resto del mundo la acuicultura ha experimentado un crecimiento anual sostenido del 7%. Para no quedarse atrás, en 2013 la Comisión Europea publicó una Guía Estratégica dentro de la reforma de la Política Pesquera Comunitaria en la que se identificaron cuatro prioridades respecto a la acuicultura. La primera es disminuir la carga burocrática, lo que dice mucho respecto a cómo nos hemos organizado en Europa: ¡exceso de papeleo! (y el desánimo consiguiente de posibles emprendedores/as). La segunda consiste en mejorar el acceso al espacio y agua, que puede ser complicado en algunos países de la Unión y que implicaría cambiar varias Leyes de Costas. La tercera es mejorar la competitividad, y aquí se incluye la exploración de nuevas especies cultivables con interés para el consumo, como pueden ser algas y microalgas que poseen grandes cualidades nutricionales y son las grandes desconocidas en occidente. Finalmente, el cuarto eje de desarrollo e innovación en acuicultura que se espera desarrollar en los próximos años es explotar la ventaja competitiva que representan los altos estándares en calidad, salud y medioambientales; es decir, hacer valer una producción acuícola europea respetuosa a nivel de salud medioambiental. Estos son los retos que tenemos por delante como comunidad, y no son pocos. En Asturias tenemos el Centro de Experimentación Pesquera trabajando sobre ellos en la medida de lo posible. Estamos en buenas manos.

La llamada “biotecnología azul” es el segundo sector prioritario identificado. Consiste para la Unión Europea en la exploración de la biodiversidad marina como fuentes de nuevos recursos y productos a partir de organismos marinos. La idea procede de la evidencia de que el mar contiene los ecosistemas más extremos del planeta, desde las fuentes hidrotermales de los fondos marinos hasta las profundidades abisales, y en todos hay vida. Los organismos adaptados a vivir en esos ambientes extremos poseen características especiales que incluyen biomoléculas que pueden ser la base de nuevos productos farmacéuticos y de enzimas industriales de un enorme valor económico. Muchas podrían emplearse en la industria alimentaria para mejorar las cualidades y calidad de los alimentos. Con las nuevas tecnologías subacuáticas, desde robots para recoger muestras y sondas autónomas hasta submarinos unipersonales, Europa posee ahora los medios necesarios para explorar estos ecosistemas remotos que Julio Verne sólo podía imaginarse. Se están secuenciando los genomas de organismos de los fondos marinos, desde bacterias hasta peces, para comprender cómo han podido adaptarse a un medio que al ser humano le resulta tan hostil, y sobre todo para descubrir sus secretos biomoleculares. Europa anima a sus países miembro a concertar los esfuerzos para reunir una masa crítica, en ciencia y en la industria innovadora, lo bastante grande como para estimular el crecimiento y el conocimiento y acceder a nuevos nichos de mercado. Lo más importante, desde mi punto de vista, es que la Unión Europea pone un gran énfasis en la sostenibilidad, y desde el principio y en cada uno de los documentos y normativas europeas sobre biotecnología azul deja claro que el crecimiento debe hacerse sin riesgos para el medioambiente y la biodiversidad marina.

La biotecnología azul es un campo donde Asturias podría situarse en el pelotón de cabeza europea con el apoyo de políticos y gestores, porque tenemos evidencias de nuestra competencia y conocimiento. La Universidad de Oviedo lleva desde 2007 siendo miembro y socio fundador del Master Internacional en Recursos Biológicos Marinos (IMBRSea son sus siglas en inglés, se puede ver en www.imbrsea.eu), que tiene el prestigioso reconocimiento europeo Erasmus Mundus y puede enorgullecerse de tener el mayor en número de estudiantes e instituciones asociadas de todos los Masters en biología marina a nivel mundial. De forma que la capacidad está ahí y sólo queda animar a las autoridades y organismos de gestión competentes para que lancen una línea de apoyo a la biotecnología azul, donde Asturias con sus más de 330 kilómetros de costa tiene mucho que decir.

La información sobre Crecimiento Azul puede ampliarse consultando la web de la Unión Europea en https://ec.europa.eu/maritimeaffairs/policy/blue_growth_en.