Publicaciones

García-Alonso, Marta & Menéndez Viso, Armando (coords.) (2023), Ilustración y cristianismo en las obras de Bayle y Feijoo. Oviedo: IFESXVIII / Ediciones Trea (ACESXVIII, 11).

La presente publicación se enfoca en el papel del cristianismo en el pensamiento ilustrado, específicamente en el trabajo de Pierre Bayle y el benedictino Feijoo. Ambos mantienen con su fe una relación intrincada, que aquí se analizará. Este volumen, compuesto por ocho capítulos escritos por especialistas en diferentes temas, es resultado de un esfuerzo conjunto que intenta descubrir si el cristianismo es un componente crítico de sus escritos o si su importancia ha sido posiblemente sobrestimada. Aunque a primera vista Bayle, un pensador calvinista francés del siglo XVII, y Feijoo, un clérigo católico de la España del siglo XVIII, parecen tener poco en común, este estudio sugiere que hay más similitudes de las que se perciben superficialmente. Comparten áreas de interés, referencias y una misión literaria similar, la cual se traduce en proyectos políticos e intelectuales audaces disfrazados de recopilación de saberes variados. Ambos pretenden construir una sociedad más equilibrada a través de la educación, pero tienen diferentes opiniones sobre la función de la religión y el gobierno en esta transformación.

García-Alonso, M., & Zazo Jiménez, E. (eds.) (2024),  Feijoo y el escepticismo ilustrado, Araucaria, 26 (55).

Benito Jerónimo Feijoo, el representante más insigne de la filosofía española del siglo XVIII, ahormó un proyecto con importantísimas repercusiones en ámbitos como la ciencia, la política, la literatura, la economía, la teología o la sociedad. Ese compendio de la temprana o primera Ilustración que es el Teatro crítico universal articuló una manera de situarse ante los problemas e inquietudes de su tiempo que llegó a numerosos espacios de debate, pero también de toma de decisiones. Gracias a la extraordinaria difusión del Teatro y de otras de sus obras en la península, en América y en partes de Europa, Feijoo ejerció una enorme influencia intelectual –una autoridad que posiblemente no haya logrado ningún otro autor posterior en lengua española. Si este marco de reforma que propugnaba acabó logrando sus frutos en el último tercio del siglo XVIII, es otro asunto, pero no cabe duda de que Feijoo fue –utilizando conscientemente un anacronismo– el intelectual público de su época.