2.1.- Diferencias alimentarias y clase social
Desde diversas perspectivas sociológicas se sostiene que las clases sociales han definido las normas alimentarias en el pasado, pero que no lo hacen en la actualidad pues el aumento en la disponibilidad de alimentos ha venido a disminuir las diferencias. Los procesos de individualización y desregulación asociados a la “modernidad tardía” parecen dejar a un lado el efecto de las clases sociales en las actitudes y hábitos alimentarios. El vínculo entre clase social y prácticas de alimentación parece que, si no se ha quebrado, sí se ha visto subsumido por otras variables sociales como la edad o el género. La obesidad ha revitalizado este debate, puesto que afecta más a los estratos sociales más desfavorecidos.
2.2.- Los roles familiares ligados a alimentación
Tradicionalmente se ha prestado especial atención a la asunción del papel de la mujer como cuidadora natural de la familia, habiéndole asignado así la responsabilidad en todo el conjunto de tareas domésticas, muchas veces en detrimento de su participación en el espacio público. La incorporación masiva de la mujer al mercado laboral le lleva a redefinir su papel y, en particular, su centralidad en la organización y preparación de las comidas y en las decisiones que esas actividades conllevan. Al quedar vacante la figura del ama de casa, se hace necesario el recurso a servicios y productos que ayuden en la organización de la vida doméstica y/o que cumplan las tradicionales funciones del ama de casa. Aunque esta atribución de responsabilidad en el cambio alimentario es parcial habría que indagar más sobre ello, aunque también acerca de la corresponsabilización de los varones, aún no suficientemente explorada.
2.3.- Salud y alimentación
El aumento de la obesidad, particularmente entre los menores, ha dado lugar a la preocupación institucional por la alimentación. Diversas investigaciones de carácter nutricional han confirmado la fuerte relación entre el aumento de peso y los malos hábitos alimentarios. Pero también han confluido los intereses de la sociología del deporte y la sociología de la alimentación para analizar el origen y la transformación de los estilos de vida de la población y la relación entre la salud, el deporte y la comida. La percepción del cuerpo y la estética guardan relación con los hábitos alimentarios, muy especialmente entre la población joven y en especial entre las mujeres, afectando a su alimentación y a sus prácticas deportivas.