Extraído del diario El Comercio, lunes 30 de marzo 2020.
Las industrias agroalimentarias asturianas están afrontando de una manera muy desigual la crisis sanitaria. Mientras unas están viendo cómo la viabilidad de sus negocios puede peligrar, otras están viviendo momentos de franca expansión. Entre los sectores que ven con optimismo el futuro están el de la carne, los productos ecológicos o el vino, mientras que los momentos más duros los pasan la sidra, la pesca, los quesos o el Chosco de Tineo IGP, es decir, los que tienen una relación más directa con los locales de hostelería.
Juan Díaz es el director general de la patronal cárnica Asincar y, aunque asegura que aún han de esperar a ver cómo evoluciona la situación, apunta que «los mataderos tratan de trabajar con normalidad». Eso sí, las empresas intentan suplir la bajada por el cierre de la hostelería con otros mercados. En el caso concreto de la IGP Ternera Asturiana, su presidente, Rubén Fernández, explicó que la primera semana de confinamiento aumentaron las ventas un 50% «y hubo algún día que llegó al 80%». Después, el mercado se estabilizó «porque la gente se concienció de que las ventas masivas no tenían sentido».
Fernández muestra su temor ante «lo que vendrá», pues reconoce que «somos un sector estratégico, pero muy vulnerable». Los precios están muy bajos, mientras que los costes de producción «están altísimos». Eso sí, remarca que «ahora es cuando se nota que somos imprescindibles», aunque reclama ayudas de la Administración porque «tiene que pasar una catástrofe para que se nos dé visibilidad. Nosotros tenemos que estar, pero es que también queremos estar. Tenemos producto de sobra, trabajamos día a día y no paramos. Además, estamos mucho más motivados porque la gente nos necesita».
La pesca al límite
Si en la alimentación es importante la carne, también lo es el pescado, pero este sector está sufriendo de manera indecible. Adolfo García, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores, cifra en un 50% el descenso de las ventas del pescado normal, mientras que en el fino, el de mayor calidad y destinado generalmente a la hostelería, como lenguados, rodaballos o mariscos, supera el 70%. Pero apunta que «si hubiera mucho pescado se quedaría en la lonja». Y es que sabe que «hay otros sectores primarios, como la agricultura, que ahora tienen más demanda».
En cuanto al futuro, García cree que «ahora ganamos lo justo para no tener pérdidas. Conseguir menos haría inviable salir a la mar. Si la situación empeora, tendremos que tomar la determinación de cerrar y amarrar los barcos». El mayor problema es que la flota está dedicada ahora a la pesca de la xarda, «que ha bajado mucho el precio. Lo que hemos hecho es que las cofradías hemos bajado la cantidad a pescar a 400 ó 500 kilos para que aguante el precio y no gastar toda la cuota».
En el mundo de la carne, si la Ternera Asturiana va muy bien, a otros productos específicos de alta calidad, como el chosco de Tineo, les ocurre todo lo contrario. Agustín Menéndez es el presidente de la IGP Chosco de Tineo y explica que «el 80% de nuestro mercado es la hostelería y en el comercio en general no notamos ningún incremento». Hay empresas que ya han presentado expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para superar la situación, pero se han encontrado con que «a la mayoría les han sido devueltos, porque no lo consideran un cierre por fuerza mayor». Además, algunas empresas tienen todo su mercado en Madrid, por lo que han tenido que parar la actividad. Otras intentan superar las dificultades dando vacaciones a sus empleados, pero no saben cuánto podrán aguantar. «Si esto dura un mes, será catastrófico, Hay mucha preocupación en el sector», indica Menéndez.
Donación a sanitarios
Algo parecido está ocurriendo en el mundo del queso, con un descenso de las ventas de hasta el 90%. Pascual Cabaño, de la quesería Rey Silo, explica que la exportación está paralizada y los quesos con marca de calidad se venden en tiendas gourmet, que no tienen tanta clientela como los supermercados. Además, «los quesos artesanos, de Cabrales o de Gamonéu vendemos la mayoría en hostelería y está toda cerrada».
Las queserías suspendieron la producción desde el establecimiento del estado de alarma y «tratamos de que los quesos maduren más lentamente para que no se pierdan». Además, buscan otras salidas al producto, como «donarlo a grupos de sanitarios , como médicos y enfermeras, para que tengan una alimentación más sana en estos tiempos. Es una iniciativa que estamos hablando con queseros a nivel nacional», indica Cabaño. Entre tanto, ya no recepcionan leche y algunas empresas han hecho ERTEs, pero tienen que seguir haciendo frente a los gastos generales.
El sector de las bebidas también lo está pasando mal, aunque espera poder sacar su producto cuando mejore la situación. José María Martínez es el presidente de la DOP Vino de Cangas, que ha visto bajar sus ventas un 95%. Solo «el 5% se vende en tiendas de cercanía». Los elaboradores comenzaban a sacar ahora el producto y lo que harán será retrasarlo. Están convencidos de que «se venderá igual. Ahora la gente está haciendo trabajo de bodega, etiquetado y cuidado de los campos. El vino no es perecedero, hay otros sectores más afectados, como el frutícola».
Una situación un poco peor vive la sidra, con lagares cerrados y muchos ERTEs. El 86% de la sidra que se vende es para hostelería, explica Daniel Ruiz, gerente de la DOP Sidra de Asturias, que indica que la primera semana de encierro «se trabajó en los lagares, haciendo trasiegos». El temor del sector es si se mantendrán los hábitos de consumo de los ciudadanos y cómo se recuperará la hostelería. Eso sí, Ruiz asegura que, «cuando nos den luz verde, el sector estará preparado».